Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

CUALQUIER CANCIÓN QUE BUSQUEN Y QUE NO LA TENGAN, LA PUEDEN PEDIR. HARÉ LO QUE PUEDA PARA SUBIRLA LO ANTES POSIBLE.

Más abajo puedes buscar las traducciones por grupo. Para algún cantante solista que se encuentre en algún grupo hay que buscar por el nombre del grupo y abajo de éste se encontrarán los integrantes de los que haya traducciones.

Para alguna canción en especial recomiendo usar la herramienta de buscar que está arriba de Bitto (Sí, antes era Jackson y sí, es el del icono xd).

SI QUIERES AYUDAR EN EL BLOG SOLO ESCRIBEME AL TUMBLR (jaavyh) O DEJA UN MENSAJE CON ALGÚN DATO PARA CONTACTARTE.

31 de diciembre de 2009

Spring in autumn: chapter twelve

La película había sido genial y era mucho más divertido cuando la veía con Mick. Siempre riéndose o mirado los detalles de cada escena, había espectacular.


El aire fuera era como una suave brisa helada, una fresca noche. Ambas chicas caminaron por la plaza y se sentaron a conversar en una banca.

—No quiero invitar a Drew al parque acuático —dijo Javy. Su amiga la miró y sonrió.

—No lo hagas. A todo esto, no me dijiste que hiciste el domingo, iba a ir a verte en la noche, pero mi mamá llamo y tu mamá le dijo que estaban teniendo una cena con el jefe de tu papá, y que estaba un chico de nuestra edad. Era del colegio.

—Si, adivina quien era...

Javy sonreía pícaramente y Mick esbozó una sonrisa y grito:

—¡Danny Jones!

Javy afirmo su respuesta y ambas rieron.

—Cuéntame, ¿que pasó? ¿Conversaron? —preguntó impaciente por una respuesta la rubia.

—Si, conversamos. Nos sentamos en el patio, frente a la piscina y estuvimos conversando un tiempo. Hacia un poco de frío y él me presto su chaqueta —las mejillas de la chica se ruborizaron—. Huele tan bien.

—Jajaja, que suerte. ¿Y que más?... ¿Se besaron? —dudo un poco en preguntar, Javy le pego levemente en el hombro, riendo.

—No, ¿como crees? Cuando se iba le iba a devolver la chaqueta pero me dijo que me la quedara, y al despedirse estuvo tan cerca que pensé que me iba a besar, pero solo me dio un beso en la mejilla.

—Algo es algo —sonrió Mick—. Tal vez le gustas.

—No, no creo.

—Yo creo que si. Bueno, puede que siempre te diga que no te ilusiones, y nunca lo haces sin razón. Además si estuvo a punto de besarte es una señal.

—Tal vez tuvo una contusión en el cerebro o algo. No creo que sea porque le gusto.

—Tonta —rió Mick. Vamos, al menos créeme esta vez. O si quieres, investigo.

—No seas sicópata.

—Tú me enseñaste.

—Olvida todo lo que alguna vez te dije.

—Claro... ¿Quién eres? —preguntó Mick mirándola como si fuera una total desconocida.
Toda una semana en que creía que el chico la miraría o se acercaría a hablarle, quedaron en nada cada vez que pasaba a su lado. La miraba, si. Pero no decía nada. Lo único que llegó a hacer un día jueves, había sido sonreírle. Pero lo que las esperanzas de la chica se desplomaron al igual que los sueños que había tenido el día viernes, que además era el último día de clases, en que salía por la gran puerta principal, esperando la ultima oportunidad para que él le dijera algo. Pero lo único que puedo ver era a Olivia tomando la chaqueta de Danny y acercándolo a ella para besarlo en los labios y luego tomarle la mano para irse a casa. Mick había estado a su lado. La miró como si fuera la persona que causaba todo los males del planeta y se acercó a su amiga para decirle.

—No vale la pena.



Javy había agachado la cabeza y aguantando las lagrimas durante todo el camino. Mick le había estado conversando cosas para cambiar el tema, y la había ayudado a sonreír y olvidarse de eso. Pero aún así llego a pensar en él esa noche cuando estaba escuchando música, mirando el techo y cerrando los ojos para irse a su lugar feliz. Donde no importaba que fuera a pasar, siempre era bueno para ella. Y todo lo que podía ocurrir en la realidad no existía allí.

Spring in autumn: chapter eleven

Los horas se hacían largas cuando miraba el reloj. Parecía como si algo hiciera que ahora todo fuera más lento. Y a medida que pasaba el día no sabían aún quien era su amigo secreto.


Cuando estaba dejando sus cosas en su casillero sintió la presencia de alguien más. Se volteó y se encontró con Drew Jills. El chico tenía su cabellos con rulos desordenado, seguía teniendo los mismo lentes que tenía desde cuarto y usaba una polera con cuello y unos jeans claros. Javy había visto muchos programas sobre moda con su madre, y sabía que eso era algo que podría llamarse "suicido a la imagen". Le sonrió y el chico habló:

—Hola, amiga secreta.

Javiera quedó de piedra. Sabia que había una gran posibilidad de que fuera él, pero ahora ya no esperaba que realmente fuera él quien era su amigo secreto. Pero también sabía que era un tanto dificil que su principe desteñido fuera el que le había entregado todo eso. Pero ella se había hecho ilusiones por como se habia comportado la noche anterior. Ahora todo había cambiado.
—Hola, muchas gracias por todos los regalos. Fue muy tierno de tu parte —repondió Javy sonando más formal de lo que pensó. Pero el chico hablaba muy formal para solo tener quince años, por lo que sonrió.

—De nada. Esperaba que estuvieras feliz.

Era un chico tierno si se limitaba a mirar lo que había echo la ultima semana. Así que se sintió feliz de que fuera una buena persona, y lo conocía hacia muchos años.
Mimi lo había visto irse y cuando estuvo cerca de su amiga ella respondió antes de que ella lo preguntara.

—Si, él era mi amigo secreto. Tengo tanta suerte ¿no? —se mofó la morena.

—Bueno... pero al menos fué tierno. Adivina quien era mi amigo secreto.
—Em... ¿Seth Powers? —preguntó Javy riendose. Era la única persona más estúpida que conocía en la escuela, y la persona con menos cerebro que solo podría poner en una tarjeta "Yo soy tu amigo secreto" sin dejar ningun nombre, o solo regalarte una bolsa de papas fritas. Era de esperarse.
—¿Ya lo sabías?

—No, me lo acabo de imaginar.

—Si, era él. Al menos recibí un abrazo —dijo sonriendo Mimi.

—¿Huele a sudor? —la morena rió.

—Si —dijo en un supiro desilucionado la rubia.

Spring in autumn: chapter ten

La noche había caído hacia mucho tiempo. Y realmente ya no recordaba ni siquiera que hora era, ni cuando había llegado, pero no le importaba, él estaba allí y era lo único que podía recordar. Vestido con un esmoquin, una camisa blanca, y una corbata roja, era el "príncipe desteñido" que siempre había soñado. Y no podía ser verdad que lo tenía a su lado, solo para ella.

—¿Y cómo te fue con el examen? —preguntó la morena mirando las estrellas que se reflejaban en el agua cristalina de la piscina.

—Bien, sin ti hubiera reprobado —dijo el chico y le puso una mano en el hombro. La hubiera abrazado si tuviera más confianza, pero no quería asustarla, por lo que solo se limitó a eso.

Javy sintió el roce de su mano y cerro los ojos instintivamente. Las cosas cada vez eran mejores. Pero recordó algo más. La chica rubia... novia de Danny. Esa Olivia era imposible.

—¿Y como te fue a ti? ¿Bien igual que siempre? Siempre te va bien en Inglés —acotó Danny dejando su mano sobre su pantalón.

Javy siempre había pensado que Danny nunca supo que existía, pero ahora cambiaba de parecer. Él la conocía y sabía mucho más de lo que pensaba que sabía.

—Si, bien —respondió.

La brisa nocturna hizo revolotear el pelo de la chica e hizo que ella temblara levemente. Era una noche fría para ser verano, o casi verano en realidad. Danny lo notó y no puedo creer alguna vez sentirse nervioso por estar con una mujer. Siempre era lo contrario, pero ella era diferente... suponía. Se sacó la chaqueta y se la paso por los hombros. La chica se sorprendió un poco, porque no lo esperaba, pero la aceptó con una sonrisa y con las mejillas subiéndole de tono.

Pudo haber pasado una hora o incluso más, pero estar con él era como si el tiempo nunca avanzara. La hacía olvidar completamente en donde estaba, quien era, o que hacía. Solo reaccionó cuando el Señor Jones llamó a su hijo por que ya se iba. Javy ya se había levantado y se estaba sacando la chaqueta cuando entraban por la puerta corrediza al comedor y la cerraba detrás de él. Pero Danny la detuvo.

—Quédatela —dijo el chico mirándola a los ojos y luego se acerco para despedirse.

Juró que iba a besarla cuando estuvo a centímetros suyos, pero no podría hacer eso. La chica lo miraba y podía ver la ternura en sus grandes ojos cafés. Por lo que se negó a besarla en los labios y rozó los suyos con la suave mejilla de ella.

—Nos vemos mañana —termino la frase y sonrió, saliendo de la sala.
"Me voy a desmayar" pensó Javy tocándose las mejillas que le ardían como si estuvieran cubiertas de lava. Danny la quemaba.

Spring in autumn: chapter nine

—Así que van a venir a cenar. Tu padre los invito —dijo la madre de Javy cuando iba llegando a la cocina.


—¿Quienes? —preguntó dejando el bolso sobre la mesa.

—El cliente de tu padre, con su esposa y su hijo. Su hijo tiene tu misma edad, se llevarán bien —respondió abriendo la despensa y buscando algunas cosas.

—Claro, me llevare muy bien con él —dijo sarcásticamente, rodando los ojos.

Se dirigió a su pieza con el bolso en su hombro y se dejó caer en la cama. Estaba volviéndose loca. Todas esas flores en su casillero, los mensajitos que llegaban en clases. Todo la estaba volviendo loca. "¿Quién era mi amigo secreto?" Era la pregunta que siempre se hacía cada vez que alguna sorpresa llegaba.

Cuando la noche llegó y ella se ponía sus aros negros, el timbre de la casa sonó retumbando y dejándose escuchar en todo el lugar. Era el cliente de su padre, con su esposa y su hijo. Javy se las arregló para no saludarlos apenas llegaron. Se dirigió al baño de la planta baja y derepente le vinieron los nervios. No quería ser torpe como siempre lo era cuando no conocía a alguien, así que decidió limitarse a un "hola" y luego "adiós".

Salió del baño dirigiéndose a la sala de estar y su sorpresa fue ver a Daniel Jones parado junto a un hombre mayor, de más de cuarenta años y una mujer rubia con una cálida sonrisa. Era mentira, ¿cierto? Pensó cuando los vio. Danny le sonrió y se encogió de hombros. El tampoco lo esperaba y solo al ver la casa supo donde estaba y con quien se encontraría, aunque por dentro estaba feliz, por fuera se mostraba como si fuera natural y como si no le diera mucha sorpresa el ver a la joven de pelo castaño y ojos curiosos, mirarlo. Se saludaron, como si no se hubieran conocido y luego la madre de Javy los encaminó al comedor para dar paso a la cena y conversar sobre negocios o solo de familia.

La cena pasó normal. Conversando sobre asuntos de negocio, algunas ofertas y cosas por el estilo.

—Me enteré que te están ofreciendo una beca, Daniel —dijo el padre de Javy, a la vez que tomaba un poco de líquido de su vaso.

—Si, así es —dijo Danny sonriendo y luego miró de reojo a Javy que lo ignoraba cortando un poco de carne y echándosela a la boca, mientras observaba a un Daniel mirar a su padre.

—El padre de Olivia Swan se la ha ofrecido —dijo el Sr. Jones tocando el hombro de su hijo—.

—¿Olivia Swan? —preguntó la madre de Javy.

—Si, es una adorable joven. Me alegro mucho que hayas encontrado a una muchacha así, Daniel. Se nota que has estado más feliz desde que la conociste —dijo su madre sonriéndole cálidamente.

Javy lo miró. El solo sonreía aceptando lo que su madre decía. Danny estaba saliendo con Olivia y Javy no podía creerlo. Aunque era de esperarse. Jones siempre había estado rodeado de ese tipo de chicas. Las porristas, las de mucho dinero, las populares. Siempre era lo mismo, así que era de esperarse que Jones no fuera a estar soltero mucho tiempo.

Luego de la cena los invitaron a la sala de estar, mientras Javy iba a su cuarto y luego bajaba encontrándose con un chico de ojos azules sonriéndole.

—¿Que haces? —preguntó la chica cuando estuvo a su lado.

—Me aburro —encogiéndose de hombros.

—¿Vamos a fuera? —le dijo ella mirando la ventana corrediza cubierta por una cortina trasparente. El chico aceptó siguiéndola a unos pasos detrás de ella. Afuera había una piscina y unas flores alrededor del patio. Era hermoso el decorado y a la vez tan simple, que Danny quedo encantado. Se alegro de no tener que ver estatuas, ni fuentes, ni nada de esas cosas que le hicieron recordar a Olivia. Ya tenía mucho con pasar todo un sábado con ella. Pero agradecía tener que pasarse toda una noche de domingo con su amiga secreta.

Spring in autumn: chapter eight

La semana llegaba su fin y nos nervios crecían dentro de Javiera, esperando por quien era su amigo secreto. Pero algo cambio este año. Cambiaron las reglas o algo por el estilo porque Mimi llego corriendo a su lado y le entregó un papel.


—¿Salva a las ballenas? —preguntó Javy mirando el papel.

—Si, y el lunes sabremos quien es nuestro amigo secreto —dijo la rubia tomando aire por su corrida.

—¿El lunes? ¿Por qué?

—No se, yo no hago las reglas —dijo imitando a la profesora de lengua.

—Buuu, yo queria conocer a mi principe desteñido —dijo Javy bajando la mirada.

—¿Desteñido?

—Si, bueno, ya no existen los principes azules, asi que supongo que será un degradado del color.

—No entiendo tu lenguaje, niña.

—Lo se, hija mia, lo sé —dijo pensativa Javy en una de sus actuaciones de sabia. Mick solo rió y termino con el acto.

—¿Y que más te llego en la semana? Nunca me contaste.

Javy había dejado la mochila en el piso para sentarse con su mejor amiga a conversar, porque era todo lo que hacían a final de año. Los profesores les daban el tiempo libre, a excepcion de algunos menos amables, pero la mayoria eran bueno.

—Mensajes en clases, miles de flores, las entradas para el cine, y entradas para el parque acuatico, ¿te gustaria ir conmigo? —despreocupadamente respondió.

—Woa, yo apenas recibi un paquete de papas fritas, aparte del "Yo soy tu amigo secreto" del primer dia. Tienes tanta suerte.

Javy la miro preguntandose si en realidad era así. Solo es coincidencia, nada más.

—Deberias ir con tu amigo secreto. Para agradecerselo —dijo Mick tomando un lapiz grafito y haciendo algunos dibujos en una hoja vacía.

—Buena idea. ¿Y si es un sicopata que quiere violarme?

—No creo, muy tierno para serlo. Además en esta escuela no hay ninguno, todos son unos niños aún.

—Tienes mucha razón, Mimiberta.

—No me digas así —se ofendió dramáticamente.

Las clases pasaron rápidamente ese día. Normalmente los días viernes eran divertidos con su grupo de amigos, y este fue unos de los buenos viernes. Además ya solo quedaba una semana para salir de vacaciones. Y no esperaba para que llegara el lunes para saber sobre su amigo secreto.

Un fin de semana para Daniel Jones era un locura. Siempre salía con sus tres mejores amigos a dar vueltas, pero este era diferente. Tuvo que pasar el sábado completo con Olivia en un paseo al campo que tuvo con su familia. Además no podía negarse a ello cuando el padre de ella sabía que el estaba bien y que tenía una "hermosa" relación con su hija. Por lo que tuvo que andar como un burro de carga mientras atravezaban un bosque para llegar al rio y allí quedarse unas horas para luego volver a la casa de campo de no-sé-cuantos millones de dolares. Olivia de vez en cuando le robaba besos, que por más que Danny quisiera vomitar o ahogarse apenas llegaran al rio, no podía negarlos. Y sus intentos de suicidio solo quedaron hastá alli cuando llegar y el "gran rio" solo parecía un posa de agua. Olivia y su padre rieron y Danny quiso darles con una rocas en la cabeza por arruinar su perfecto plan.

21 de diciembre de 2009

Spring in autumn: chapter seven

Javiera había salido de clases con una sonrisa. Era un día especial, una semana especial y uno de los mejores términos de año de su vida. Su corta vida de adolescente. Pero todos pensaban así cuando estaban en esa edad. Como si nada pudiera igual lo que estaban viviendo y ella se negaba a pensar que iba a ser el mejor momento de su vida. Tenía una manera especial de pensar en todo. Y en lo único que pensaba desde esas dos horas de clases era en una persona: Danny Jones.




Nunca llegó a pensar que solo por ayudar a una persona en algo, iba a ser tan feliz. Pero todo había llegado hasta allí cuando vio venir a Olivia tomada de la mano con Danny. Sabía que algo había y su amiga Mick siempre se lo mencionó, pero ella se negó a creer. Solo hasta este momento. Cuando ambos iban caminando, ella sonreía y le decía cosas al oído y Danny sonreía. Pero no parecía que lo pasara muy bien cuando pasó a su lado y la miró directamente. ¿Era mentira? Luego sonrió y siguió con su camino al lado de la rubia. Se volteó a abrir su casillero mientras suspiraba y su mejor amiga llegaba a su lado.



—Te lo dije. Tu nunca me crees, pero yo sabía que era verdad —decía—. Los vi llegar juntos.



—Ya, Mimi —dijo Javy abriendo el casillo. Una carta cayó y se inclinó a recogerla.



"Amigo secreto". Se leía. La abrió y eran dos entradas para ver una película de la que se escuchaba mucho hablar. Avatar. Realmente quería verla, se veía genial. Era un muy buen regalo... y sorpresa. Cuando supiera, el día viernes, quien era su amigo secreto le agradecería por eso, fuera quien fuera.



—¿Quieres ir a ver una película conmigo hoy? —le preguntó a su amiga. Ella la miró y luego sonrió.



—Claro, ¿Que película?



—La que quieres ver.



—¿Es broma? —dijo Mick con entusiasmo, a lo que Javy negó con una sonrisa— ¡Vamos a ver avatar! —grito feliz Mimi, lo que causo una risa en su amiga y en algunas personas que estaban cerca— ¿De donde las sacaste? Están agotadas.



—Mi amigo secreto.



—Quiero un amigo secreto como el tuyo. El mío apenas me mando una carta que decía "Yo soy tu amigo secreto" y nada más.



Javy rió y Mick la miró frustrada. Pero luego lo olvido y se fue conversando con su amiga sobre la película que verían esa misma tarde, que además era estreno mundial. No podía estar más feliz.

Spring in autumn: chapter six

Danny no sabía que decir el día martes en que se encontraba en la puerta de la casa de Olivia, tocando el timbre para llevarla al colegio. Aunque solo lo hacía por la beca, se sentía raro obedeciendo las órdenes de alguien a quien estaba comenzando a odiar.



—¡Daniel, que sorpresa muchacho! —dijo el padre de Olivia cuando abrió la puerta y lo invitó a pasar. Segundos después Olivia bajó caminando como modelo. Se despidió de su padre y salieron camino al instituto.



—Pensé que no llegarías nunca —dijo ella arreglándose el pelo.



—Agradece que vine —dijo de mal humor Danny.



—Danny, tenemos que parecer una pareja o si no mi padre va a pensar raro, por lo que tienes que compórtate como un novio conmigo —dijo ella mirándolo con el ceño fruncido. Danny suspiró y le dio una sonrisa, luego le dio un beso en la mejilla y dijo con falsa alegría:



—¡Que bueno verte, novia mía! Te extrañé tanto, que no podía soportar un segundo sin verte.



—Así me gusta —dijo sonriendo ella.



La tarde estaba floja, porque ya se venían las vacaciones y los profesores solo sacaban promedios y ponían a los alumnos a hacer cualquier cosa o ver una película. La clase de lenguaje no podría parecer más aburrida para Danny. Aunque había un lado bueno, Olivia lo había dejado para sentarse con Amber a escuchar la radio de no se que famoso sobre modas y cosas por el estilo. Lo malo, es que su mejor amigo estaba resfriado en cama y no iba a venir hasta dentro de tres días. Miró la sala donde todos conversaban o escuchaban música, y inconcientemente buscó a su amiga secreta. Estaba sentada con la capucha escondiendo sus audífonos mientras miraba la ventana observando las calles nubladas, con un poco de nieve. Movía el lápiz al ritmo de la música y de vez en cuando escribía algo en el cuaderno. Se acercó a ella.



—Hola —dijo el moreno sentándose al lado de la muchacha. Ella sonrió y se sacó los audífonos.



—Hola.



—¿Que escuchas?



—Nada importante —sonrió.

Spring in autumn: chapter five

Los alumnos habían salido de clases, corrían y conversaban entre ellos mientras se dirigían a sus casas. En una esquina de la salida estaba Danny Jones afirmando en la pared esperando por la rubia, supuestamente su novia. Cuando ella salió venia con su usual grupo de amigas que lo saludaron ruborizándose, pero él las ignoró.



—¿Podemos hablar, Olivia? —preguntó el moreno y sus amigas susurraron algunas cosas entre ellas. La rubia hizo una mueca y respondió:



—No puedo, Danny. Tenemos una hora pedida para hacernos las uñas —le sonrió a sus amigas— ¿Puede ser en otro momento?



—No, lo creo. No perderás mucho tiempo —dijo Danny tratando de sonar más amable. Olivia sonrió y pensó que Danny iba a decirle algo muy importante por lo que les dijo a sus amigas que la esperaran y volvía en unos minutos.



—¿Que quieres decirme, Danny? —preguntó Olivia mirándolo a los ojos y sonriendo. Danny solo fue al grano.



—¿Tu le dijiste a tu padre que éramos novios?



La chica abrió los ojos sorprendida. No era la pregunta que esperaba, y no sabía que responder. Al parecer Danny ya había descubierto su plan.



—No —dijo seria.



—Dime la verdad —Danny la miró a los ojos de la chica que bajo la mirada al piso.



—Bueno, si, fui yo —dijo en un susurro.



—¿Por qué?



—Es solo que... —levantó la mirada con preocupación— Siempre me has gustado, Danny, y tú nunca me tomaste en cuenta. Yo siempre le comentaba a mi padre sobre ti, hasta que un día ellos dijeron que parecíamos más que amigos, por como yo le hablaba de nosotros. Yo les dije que éramos novios y así quedó, no era mi idea lo de la beca, eso se le ocurrió a mi padre.



—Claro, y ahora no podemos terminar por que el me odiará toda la vida por "romperte el corazón" y mi carrera se limitará a hacer el aseo del restaurante de mi madre —Danny sonaba enojado, por lo que Olivia estaba aún más preocupada.



—No pensé... Digo, lo siento —dijo la rubia, pero una idea corrió por su mente en el mismo momento en que lo dijo—. Pero ya no puedes terminar conmigo, te guste o no —amenazó.



—Eso lo tengo claro.



—Y se que lo que más quieres es estudiar leyes en Brown, por lo que no puedes negar esta oportunidad. Lo siento, Danny, pero así son las cosas conmigo —Olivia sonrió feliz y sabiendo que tenía la razón por la mirada del chico. Aunque no quería que el estuviera enojado con ella, era la única forma de tenerlo cerca, solo para ella—. Adiós, amor. Nos vemos mañana, ¿me pasas a buscar? Mi padre apreciaría que lo hagas —Se acercó rápidamente a él, puso sus manos en sus hombros y se inclinó para robarle un beso. El muchacho no hizo nada, y la chica se fue sonriendo donde sus amigas que habían visto el beso.

Spring in autumn: chapter four

Al amigo secreto en el colegio donde estaba, no era lo mismo que en otros. Aquí no se juntaban un día y entraban todos los regalos. Consistía en una semana completa en que a la persona le llegan sorpresas cada día de parte de su amigo secreto. Mensajes, algún pequeño presente, cualquier cosa que estuviera en la imaginación de la persona.



Javy había estado muy tranquila, olvidando lo que ocurría esa semana. Luego del almuerzo en que todos comentaban eso, recordó que no tenía nada para darle a quien le había tocado. Julia Simms, una chica simpática que se sentaba con ella en inglés. A última hora se le ocurrió escribirle un mensaje y dejarlo en su casillero. Lo había decorado con algunas cintas que aún tenía de cuando su madre le había pedido que la ayudara a ordenar la casa para navidad.



"Hola, de parte de tu amiga secreta. Espero sorprender con algo mejor que esto mañana. Ten un lindo día. Te desea, tu amiga secreta :)"



El día de la chica había sido normal, hasta que cuando tocó el ultimo timbre y se dirigió a su casillero a buscar sus cosas. Se encontró con una rosa roja y una carta que solo decía "Amiga secreta, cuídala :D". Javy sonrió y tomó la rosa observándola, era hermosa.



Cuando llegó a su casa su madre no la vio pasar, por lo que agradeció no tener que explicar lo de la rosa. Su madre la molestaría y, en realidad, odiaba cuando la molestaban con chicos o cosa así.



Acostada en su cama, mirando el techo de madera que caía en diagonal hasta un lado de la cama que estaba como escondida en un lado de la pieza, observaba la tarjeta. Releía una y otra vez lo que decía. Cuando la volteó miró que además decía algo. "DJ"



¿DJ? ¿Era DJ? ¿O sus iniciales eran DJ? Lo primero que se le veía a la mente era al chico de pelo castaño y ojos azules. Pero era imposible que justo le saliera él, por lo que comenzó a buscar otros nombres. Y el único que recordaba era Drew Jills, el chico de la clase de matemáticas. Realmente era un nerd, por lo que la magia del hermoso chico de la rosa roja había acabado. Aunque podría ser algo tierno, ella esperaba otra cosa. Y como siempre luego se comenzó a cuestionar el por que siempre se adelantaba a todo, apenas era el primer día y solo por decir a reverso de la carta DJ, no significaba que eran sus iniciales.

Spring in autumn: chapter three

—Acuérdense de sacar el papel para el amigo secreto —dijo Taylor la presidenta del curso a lo que todos afirmaron con un débil "sí". Luego una amiga de Taylor pasó con un papelitos por cada puesto. Danny miraba de reojo a Javy quien estaba atenta en los pájaros que cantan afuera. Siempre hacía lo mismo, siempre miraba esa ventana, como si lo único que quisiera era irse y escaparse a cualquier lugar lejos de aquí. A veces pareciera que no estaba, siempre callada en una esquina sin molestar a nadie. Pero todos la conocían y muchos la admiraban por ser tan autentica, pero nadie se lo decía.



Danny giró su cabeza y se encontró con la rubia que le sonreía animándolo para sacar un papel. Así lo hizo, pero no lo abrió hasta cuando salió del salón y estuvo en la mesa con sus amigos. Olivia venia con su grupo de amigas, por lo que Danny se apuró a esconder al papel en su bolsillo trasero.



—Hola, amor —dijo ella sentándose a su lado y tomándolo del brazo.



—Hola —se limitó a decir él. Todavía no se explicaba el por que su padre creía que él era el novio de ella. Pero tenía la gran sospecha de que ella quería engatusarlo para tenerlo siempre a su lado. Pero Danny no se interesaba en ella, y lo único que quería era que ella no lo conociera y nunca la hablara. Era una verdadera molestia cuando alguien no se separa de tu lado cuando quieres hacer otras cosas, y eso era exactamente lo que hacía ella. Eso la divertía.



—¿Como está tu día? —preguntó tomando el tenedor y sacando un poco de su ensalada.



—Bien, supongo —respondió sin animo.



—¿Ya les hicieron sacar el amigo secreto?



Danny recordó que ella no estuvo en la clase. Probablemente habría estado en el baño maquillándose, peinándose, y haciendo miles de cosas más para verse mejor.



—Si



—¿Quién te tocó? —preguntó la rubia pestañando coquetamente. Pero el chico no respondió y ella pensó equivocadamente—. ¿Te toqué yo? ¡Ah! ¿que me vas a regalar? —dijo con una gran sonrisa.



—Em, no lo se —Danny no quería que ella se enojara ni nada, además todavía no sabía quien le había salido.



—Te digo que me encantan los tulipanes rojo y los collares de plata —rió y sus amigas sonrieron y comenzaron a hablar de joyas. Daniel se encontró callado en toda la conversación, no porque fuera tímido, si no que no entendía nada de lo que hablaba y terminaba asintiendo con la cabeza cuando Olivia le preguntaba algo, luego sonreía y les decía a sus amigas que es el hombre perfecto para ella. Cuando tocó el timbre Danny se apresuró corriendo al gimnasio. Le tocaba Educación Física.



Mientras se cambiaba de ropa se cayó el papel del amigo secreto. Antes de salir del camerino Danny lo observó y lo recogió. Miró las letras femeninas que tenían escrito un nombre que le encantaba.



"Javiera Hernández"



Danny sonrió mirando el papel y luego lo dobló y lo guardo en su mochila.

Spring in autumn: chapter two

Olivia Swan siempre había sido la hija de papá, siempre había obtenido lo que quería y en este momento lo que más quería era a Danny Jones. El moreno de ojos azules amigo de ella desde los trece años. Ahora ya se estaba convirtiendo en un hombre. Con solo dieciséis años ya era todo un galán con las mujeres. Muchas de esas conversaciones de amistad se convertían en otra cosa, en los pensamientos de la chica.




—Mi padre quiere hablar contigo —dijo un día en que Danny la había llevado a su casa al haberla encontrado en el centro comprando ropa.



—¿Sobre qué? —preguntó el moreno.



—No lo sé, solo me dijo que quería conversar contigo. Hoy está en casa, puedes pasar a verlo.



Olivia no vivía a más de cinco cuadras de la casa de Danny, por lo que no era mucha molestia ir a acompañarla a su casa.



Al entrar a la casa con estilo italiano la madre de Olivia lo saludó recordando lo mucho que había crecido desde la ultima vez que lo había visto. Ella había viajado a Francia y había vuelto solo hace un par de meses. El Sr. Swan estaba mirando televisión en la sala de estar. Olivia hizo esperar a Danny unos segundo para avisarle a su padre, mientras Danny se quedó observando el decorado que tenía la casa.



Las ventanas estaban cubiertas de unas delicadas cortinas trasparentes y terminaba en finos adornos colgantes. La mesa del comedor de madera reluciente y sobre ellas un plato con frutas. Olivia llegó a su lado con una sonrisa y lo llevó con su padre.



—Hola, Sr. —saludó cortésmente Danny dándole un apretón de manos, a lo que el Sr. Swan respondió amistosamente.



—Siéntate, Daniel —dijo indicándole el sofá grande donde se sentaban habitualmente los invitados y el se sentaba en su sofá a un costado. Olivia salió de la sala.



—¿Para que quería conversar conmigo, Señor?



—Quería dar un propuesta —dijo inclinándose adelante y mirándolo a los ojos—. Olivia me estuvo conversando de que querías ser abogado —sonrió el hombre mostrando unas arrugas de la edad.



—Así es —respondió Danny.



—Bueno... ¿que te parecería un beca para estudiar en Brown?



Danny lo miró asombrado, sin poder pensar en nada.



—Es... en serio? —tartamudeo.



—Si, lo es. Me complacería mucho que el novio de mi hija aceptara —dijo riendo.



¿Novio de su hija? El padre de Olivia pensaba que Danny era, ¿el novio de su hija? pero Danny no podía negarse que era un sueño que le ofreciera esta beca. Su familia no era de mucho dinero ahora, y el ya se había hecho la idea de que iba a trabajar un año cuando saliera del colegio, para juntar dinero para la universidad.



—¿Aceptas? —preguntó el hombre poniéndose de pie.



—Claro, muchas gracias —Danny le dio la mano—. ¿Que tengo que hacer?



—Solo un poco de trabajo comunitario, y no romperle el corazón a mi hija —soltó una gran carcajada en su tono ronco de voz.

Spring in autumn: chapter one

El caminar por el pasillo y verlo venir en la dirección contraria hacía que su corazón volviera a latir rápidamente.


— No se va afijar en ti, Javiera —decía su mejor amiga, Micaela, mientras la miraba negando con la cabeza.

—¿Cómo lo sabes? El mundo es grande —decía optimista la chica enamorada.

***

Las hojas caían en otoño y chico se sentaba en la banca con su cuaderno al terminar el trabajo. Era la última opción que tenía de pasar de curso, y no quería desperdiciarla, por lo que dejó todo lo que podía distraerlo, pero no funcionaba. La chica camino frente a él sin notarlo, y por primera vez el chico le habló, solo a ella.

—¿Estas apurada? —preguntó con aire de esperanza.

La chica asustada volteó la cabeza preparando ver a un viejo que pensaba algo diferente a preguntar algo tan normal. Pero en cambio se encontró con el chico de pelo castaño y ojos azules que siempre atraía su mirada.

Era un sueño, creía ella. Estaba escuchando voces que le decía lo que más quería dentro. Pero era verdad lo que ocurría. El chico la mirada de pies a cabeza esperando la respuesta de la chica que se había quedado completamente inmóvil, a lo que balbuceo:

—No, claro que no, digo…

—¿Me ayudarías? —la interrumpió el moreno con cara de suplica. Si no era ella, estaba perdido, y fue la mejor de las suertes que ella aya sido quien pasara por el solitario parque rodeado de naranja y hojas secas. El cielo se estaba yendo, dejando ver un esplendor de morado y fucsia rodear lo que antes era cubierto de un celeste grisáceo esperando a caer lluvia.

—Seguro —dijo la chica retomando su compostura.

El atardecer había llegado al mismo tiempo que el chico la había dejado en la puerta de su casa. La solitaria casa de la calle trece, de la avenida Pensilvania era ahora cubierta de un mágico sentimiento que inundaba la mente de Javiera Hernández, la morena inexperta en el amor. El muchacho la acompaño sin pensar en lo mucho que ella soñó con ese momento, solo como agradecimiento al tiempo que le derrochó. Sin saber a donde iba o de donde venía la había detenido por el bien suyo. Lo que hizo recapacitar su acción, pero ella no parecía molesta ni miraba el reloj esperando la hora de que fuera demasiado tarde como para tener una escusa de irse. Lo había ayudado y le había prestado atención a cada detalle de sus explicaciones, mientras ella sonreía confortable con sus conocimientos del tema. Era excelente en el contenido y no dudaba que fuera excelente en otros también. Siempre la había visto como la chica inteligente de difícil acceso e imposible comunicación. Y como espero, ella era la mujer perfecta que inundaba sus pensamientos. No supo cuando se levantaron y caminaron las cinco calles que quedaba de distancia la casa de la chica. Caminando por la calle luego de su despedida, había olvidado para donde se dirigía. El cielo estaba oscuro y a su alrededor se prendía las infinitas luces del centro. Recordó la cafetería del oeste donde su madre atendía. Era el único lugar al que se le ocurrió ir, ya que su mente aún estaba incapacitada para pensar con inteligencia. La gente entraba en multitud, tomando asiento en algún lugar que estuviera vacía y limpio, de los que ya iban quedando pocos. El chico se acerco a la barra y dejó descansar su cuerpo sobre una de las sillas.

—Espero que hayas estudiado, Danny —dijo la voz conocida—. Hay mesas que limpiar —terminó diciendo y tirando hacia él el delantal y el paño.

—Voy en un segundo —acotó el moreno, mientras se ponía de pie y arreglaba su arrugada ropa.

La noche llegó y al fin pudo reconocer el lugar al que debería haber pasado antes de la cafetería, su casa. Y como no imagino solo estaba a dos calles de la chica en la que pensaba ahora.

Spring in autumn: prologue

prologue. ♥


La pantalla del computador estaba prendida con las mismas letras que ella había pensado escribir por mucho tiempo. Sobre sus ojos comenzaba a formarse una capa que ella odiaba llamarla lágrimas. Había quedado sola, no esperaba que un día ya no estuviera él en su cama esperándola con su suave esencia confortable. Sentía su corazón latir al mismo tiempo que el suyo. Y cuando besas esos ojos sentía que nadie la podía separar de él.

Los días había pasado y las cosas habían cambiado. No quería perderse una sonrisa de él, no quería perder un beso… Y esperó por el momento de verlo otra vez cruzando su puerta, en su pecho el mensaje que decía que había vuelto y esperar por su abrazo…

29 de noviembre de 2009

predico un alboroto 11


Habían organizado un viaje al lago por un fin de semana, ese era el gran paseo de curso que tenían. Las clases se estaban acabando y solo quedaba un mes para salir y divertirse.
El rumor era cierto. Aún así al parecer Max no queria mostrar la relacion que tenian en publico, por lo que ya no muchos hablaban de eso, pero cuando se veían en clases los molestaban. Más se molestaba Kath.
Sue había intentado olvidarlo, pero no le era muy facil. El tiempo se lo pasaba trabajando, haciendo tareas, organizando todo en el CGA, y con los ultimos amigos que les estaban quedando, Collie y Colin.
Habían dejado en la lista de los que asistirían solo a algunos, y por desgracia entre ellos estaban Max y Kath. Ella no había planeado eso, pero la unica solución que tenía era ignorarlo y estar con sus amigos y pasarlo bien.
-¿Listos todos? -preguntó el inspector Adams, padre de Sue. Todos respondieron con sueño, eran las cinco de la mañana y todos aún seguían medios dormidos.
-Vamos, es la oportunidad que tenemos de demostrarlo -susurro Kath mientras detenia a Max sujetando su brazo.
-No quiero hacer esto, Kath -le dijo Max acabando con la felicidad de la chica.
-Pero, habíamos quedado en hacerlo. No quieres que ella se enamore de ti ¿no?
-No quiero, pero no quiero lastimarla. Este no es un buen plan, Kath. En serio.
-¿Por que aceptaste desde el primer momento entonces? -Kath se separo bruscamente de Max.
-No lo se. Estaba confundido. Si hacemos esto, Sue se va a enojar contigo y conmigo. Yo no quiero que se enamore pero ella es una muy buena amiga. No se merece esto. Además ¿como puedes estar segura de que yo le gustaba?
-Ella me lo dijo, Max. Estaba encaprichada contigo. Siempre estabas en su mente. -dijo Kath casi gritando, unos pocos chicos se voltearon a mirarlos.
-Hablemos de esto luego -termino la conversación Max.
-¿Estas en esto o no? -preguntó Kath cuando Max ya había comenzado a caminar. Se detuvo y la miró... se acercó unos pasos y le dio un beso en la mejilla.
-Tal vez.
El viaje duraba una hora y Kath se había sentado con una amiga. Colin había quedado solo y como Max ya no tenía lugar se sento con el. No era que no quiciera, pero el era muy amigo de Sue, por lo que no quería conversar con ella... supone. Pero las cosas no siempre salían como el queria.
Colin no paró de conversar con sus amigas que se habían sentando en el asiento de al lado. Sue se sentó en la ventana al igual que Max. Y ambos no hablaban mucho. Solo cuando les preguntaban algo. Ella leia un libro, mientras él escuchaba musica.
-Asi que Kath -dijo Colin sentandose y mirando por la ventana.
-¿Que pasa?
-¿Estas con ella? -preguntó Colin.
-En realidad, no.
-¿No? -confuso preguntó Colin-. Los vi afuera, tu le diste un beso.
-No quiere decir nada.
-Terminaron, punto -dijo Colin, Max lo miró y rió. Colin era buen entendedor. Sabía que no le agradaba el tema a Max y era una de las mejores excusas que podría decir. Terminaron cuando ni si quiera habían empezado.
-Me caes bien, Colin.
El lago era hermosos, habían unas cabañas al rededor. Era aproximadamente unos quince estudiantes, por lo que los habían dividido en grupos de hombres y mujeres en las cabañas. Lo primero que hicieron fue investigar el lugar.
-Conosco esto -dijo Colin apareciendo de la nada, lo que asusto a Max-. Allá hay una cabaña que tiene vista al lago. Es hermoso. Voy a comer -y se fué.
Max fué hacia la cabaña con vista al lago, pero se arrepintió apenas llegó.
Una chica de cabellos castaño estaba afirmada en la orilla del balcon mirando el lago y los arboles.
-Sue...
La chica no se volteó, pero se movió. Max se quedo a su lado mirando.
-Perdon.
-¿Por qué?
-Por hacerte sentir asi.
-No tienes nada que ver.
Max la miraba. Ella sabía que eso no era verdad y él tambien lo sabia. Lo miró y por primera vez no sintió la necesidad de correr la vista a otro lado y esquivar su mirada. El chico parecía buscar algo en ella, en esos ojos castaños inexpertos en el amor. Pero ella se volteó. No quería que descubriera nada. No quería que mirara el espejo de su alma.
-En serio, lo siento.
-Ya pasó, Max -una lagrima cayo por la mejilla de la chica. No quería llorar por él, y menos que él la viera. Pero ya no se podía hacer nada. El chico secó sus ojos de lagrimas y sujeto las manos de ella que intentaban quitarlo.
-Dame un abrazo.

predico un alboroto 10



Día lunes y las cosas comenzaba a estar raras.
Sue le había dicho el fin de semana a la abuela de Max, que ya no podría ir a buscarlo, era la secretaria de Centro General de Alumnos y estaban organizando algunas salidas para los estudiantes, por lo que tenía que estar en el instituto temprano porque era el unico tiempo en que podian organizarse bien.
Cuando comenzó el día, algunas chicas se volteaban a mirarla y susurraban entre ellas. Sue la ignoró. Pero en el almuerzo las cosas empeoraron. Uno: Max y Kath no estaban. Dos: Colin le había contado del rumor de que Kath y Max estaban juntos. Tres: La escuela creía que ella estaba enamorada de Max. Kath era una de sus mejores amigas, no podría hacerle eso, ella lo sabía. Lo bueno, era que la proxima clase que tocaba era musica y Max estaba en esa clase.
Cuando entro en la sala todos la quedaron mirando. Max estaba sentado en una mesa solo, y conversaba con un chico rubio. Sue caminó y se sentó en el asiento al lado del chico de pelo negro. El profesor entro en la sala y puso un video, era un musical.
-¿Max? -susurro Sue para llamar su atención.
-¿Mande?
-¿Cómo estás?
-¿Bien y tu? -dijo amigable.
-Bien... no fuiste al comedor
El chico la miró, estaban todas las luces apagadas, pero aún se podian ver pefectamente las facciones de preocupacion de Sue. El sabía que esto le iba a hacer mal y no quería hacerlo...
-No... estuve estudiando inglés, tenemos un trabajo que hacer.
-Ah... -la chica dudó en decirlo o no, pero no quería confundirse ni nada- Max...
-¿Si? -preguntó el chico.
Estaba decidida.
-No, nada -se arrepintió.

Martes. Miercole. Jueves. Viernes. Sábado. Domingo. Lunes...
Los días pasaron más rápido de lo compun por la mente de Sue. Max seguía distanciado, Kath en su mundo, Collie desaparecida, Colin era el unico que estaba cerca suyo y era un gran amigo de solo haberlo conocido hace una semana y algo, pero el unico que la apoyaba, y que la hacía olvidar todo de lo que hablaban en los pasillos. El rumor seguía corriendo y con más fuerza que nunca. En esta pequeña ciudad no era común una historias así, por lo que esto era la noticia del añor y quien más podia tener que el chico nuevo, rebelde y guapo que era Max. Ultimamente siempre estaba en su mente, por donde que mirara lo recordaba, pero el ya no estaba mucho con ella, a parte de las clases, que en realidad el estaba tomando atención. Por un lado estaba feliz de que el esfuerzo que ella había hecho dara sus frutos, pero ya no estaba a su lado y al parecer el estaba mejor solo... o con Kath. La última vez que hablaron fue en clases, pero no hubo buena comunicación y Sue se terminaba de asegurar de que el rumor fuera cierto. Kath estaba distraida, dibujaba corazones y escuchaba música en su mundo.
Sue no conocía el amor, y ahora ya no queria conocerlo más... Las cosas cambiaban, pero no espero nunca que algo asi pasara.
-Hola, Sue -la saludó Max alegremente. Como si nada hubiera pasado.
-Hola -respondió decaida y agacho su cabeza hacia su cuaderno con la pagina en blanco.
-¿Estas bien? -se escucho la preocuada voz del hombre.
-Si, seguro, estoy bien... -respondió Sue con un poco de animo.
Los ojos verdes se sentaron a su lado, pero ella no los miro. Se podría decir que estbaa enojada y triste. Y peor le hacía mirarlo, asi que solo lo ignoro. La clase no empezaba nunca para Sue... el timepo parecía ir más lento de lo normal, todo lo contrario a lo que había pasado la semana pasada. Todos conversaban distraidos.
-Sue, ¿has hecho algo malo alguna vez? -preguntó Max con una sonrisa.
Sabía que iba a decir Max, pero ella no querpia seguirlo. Y peor le hiso escuchar su voz entre el silencio que se había creado a su alrededor.
-No
-¿Escapemonos? -dijo Max susurrando muy cerca de ella.
-No, Max -terminpo por decir Sue.
-Vamos, será divertido. Además que de hace tiempo que no estamos juntos.
No tenía que recordarselo, lo sabía perfectamente. Pero una vez en la vida hacer algo malo no estaba tan mal... Solo una vez.
-¿Como vamos a salir? -dijo Sue guardando su cuaderno.
-Por la puerta... -dijo Max y Sue lo miró desconfiada-. Nadie se va a dar cuenta. Nadie está tomando atención.
-Nos van a ver.
-No... tengo un plan.
Max era especial. Sabía como escaparse de una clase. Lo había aprendido en Medford, y lo usaba mucho allá.
Sacó una hoja de un cuaderno y se la tiró al un amigo de él. El chico lo miró y se la regresó, derrepente empezaron a caer muchas pelotas de papel.
-Sal.
Este niño la estaba volviendo loca, pero le obedecio y salió de la sala. Con algunos papeles encima, pero nadie la había visto. En el pasillo no había nadie. Se apoyó en uno de los casilleros al lado de la puerta y descanso la cabeza, cerrando los ojos. Le dolía mucho la cabeza y no sabía por que.
Sintió el cuerpo de Max a su lado y supuso que el estaba afirmando a su lado y apoyo la cabeza en el pecho del chico.
-Estoy mareada.
Max puso su palma sobre la frente de Sue. Pero no tenía fiebre.
-¿Estas embarazada? -preguntó lo que causo la risa de la chica. Extrañaba sus bromas. Una semana sin ellas era extrañar mucho de él.
-Vamos, salgamos de aqui.
Y así lo hicieron, salieron por una puerta trasera de alguna sala abandonada. No sabía que era tan facil salirse del instituto sin que nadie los viera. Terminaron llegando al parque que tanto conocía. Lo primero que pensó fue tirarse sobre el pasto. El mundo todavía parecia dar vueltas a su alrededor. Y correr y gritar y reirse la había echo marearse más.
-No te estás drogando, ¿cierto?
-No... creo
Ambos rieron.
-Max, ¿puedo preguntarte algo? -dijo Sue abriendo los ojos y mirando el cielo.
-Bien, pero parate que te estás ensuciando y despues no quiero responder por que fue eso.
La tomó de las manos ayudandola a pararse. El mundo dió más vueltas y ella rió y se sujeto de Max.
-¿Que hay entre tú y Kath?
Max no respondió en seguida, no sabía que decir. Segun el plan deberia decir que son novios, o que hay algo, pero en ese momento se le había borrado de la mente.
-No se.
Sue abrió los sus grandes ojos marrones y miró los verdes de él.
-¿Se han besado?
Fué la pregunta más inesperada que Max había recibido. Pero ya no había vuelta atras, tenía que seguir.
-Si
Sue miró el piso y se soltó de Max y caminó hacia la banca más cercana. Max se quedo un poco alejado de ella. Sue comenzó a reir y luego miró a Max.
-¿Que paso? -pregunto este.
-Nada, harian una linda pareja -le dio una sonrisa.

28 de noviembre de 2009

predico un alboroto 09

-¡Por fín es viernes! -gritó Colin mientras se acercaba a la mesa con todos sus nuevos amigos. Como de costumbre max tiraba pedasos de comida a Sue y ella reía y le decía que parara, pero él no hacía caso. Kath leía un nuevo libro, ya que el anterior ya lo había terminado. Collie reía y defendía a su amiga que ya no podía respirar de la risa. Y Colin ayudaba a Max en la guerra.
El día había sido como todos los demás. Como toda la semana. Max podría decir que se estaba costumbrando, y hasta podría decir, que le gustaba esta ciudad y sus nuevos amigos. Pero siempre tenía dentro de él al rebelde chico que salió en Medford. Por más que tratara de ser ordenado, estudioso, siempre salía con una escusa para no hacer algo o se escapaba de la casa para no tener que escuchar las quejas de sus abuelos o de Sue de vez en cuando. Ella podría ser muy incistente cuando quería y lo único que quería en ese momento era que Max volviera a ser el de antes, aunque nunca conoció al niño amigable y aplicado, quería que él estuviera bien.
-¿Max? -preguntó la rubia poniendose de pie. El chico la miró-. ¿Que harás hoy después de clases?
Siempre pensaba que el hombre era quien tenia que invitar, pero no quería quedarse sola por toda la eternidad. Así que se había puesto en marcha para ser otra persona.
-Patinar, ¿quieres acompañarme? -preguntó amigable el chico de ojos verdes.
¡BINGO! Sabía que como era Max, podría a llegar a decir algo si se le daba una pista antes.
-Claro, pero no se patinar -confesó.
-No te preocupes, yo te enseño -y le otorgo una cálida sonrisa.
Esa tarde luego de clases Kath se encontró con Max en el parque. Ambos se divertían juntos.
Kath seguía con su plan en marchar, pero no tenía paciencia.
-¿Max, que pasa entre tú y Sue? -preguntó la rubia cuando el chico se detuve frente a ella que estaba sentada en un alto de la cancha.
-Nada, ¿por qué? -respondió con naturalidad.
-Esque el otro día llegaron abrazados y Sue solo habla de tí. Además que en el almuerzo parece ser algo más por todo lo que la molestas.
El chico se empezó a reir y se apoyo en su skate.
-Me gusta molestarm siempre soy así. Pero a mi no me gusta Sue, no se sobre ella... -acabó acercandose un poco a Kath.
-Si siges así vas a enamorarla -la chica sonrió. Por un lado porque sabía que Max no quería enamorarla, y otro porque era lo que le estaba pasando a ella.
Los ojos verdes se posaron sobre ella, confusos y preocupados.
-No quiero que se enamore de mi -dijo luego Max mirando sus zapatos-. Realmente, no le haría nada de bien.
-Se una forma de hacerle cambiar de parecer.
El chico la miró y luego sonrió. Sabía cual era el plan que ella tenía.
-No va a funcionar -dijo Max-. Unos amigos lo intentaron, pero eso nunca funciona.
-¿Pero, qué te hace pensar que con nosotros no va a funcionar? La gente en esta ciudad es diferente.
Max se quedó completamente callado mirando el infinito. En el fondo del parque, donde estaban los juegos. Unos niñitos hacían castillos de arena y sus madres los miraban sentados en la banca riendo y conversando entre ellas. Derrepente sintió la mano de la chica en la suya y atrayendolo hacia ella.
Max miró a Kath. Ella sonreía.
-Vamos, Max -dijo-. Sue tiene que entender.
Kath entrelazo sus dedos con los del chico y se acercó. Sus labios se rozaron lentamente y luego se alejo. Max parecía desconcertado y Kath estuvo a punto de rendirse. Pero como siempre Max era impredesible, y eso era lo que más le gustaba de él. El chico de pelo negro había tomando su otra mano y había dejado el skate contra el cemento donde Kath estaba sentada. Sonrió y le dio un cálido beso en los labios. Aún estaban a unos centimetros y el le sonrió.
-Vamos -dijo Kath empujando el skate y haciendo que cayera.
Max la tomó de la cintura para ayudarla a bajarse. Y ella rió, su plan iba perfectamente. Subió sus manos a su cuello y bajo. Max la sujeto de sus brazos cuando ya estuvo en el piso y ella dejó caerlos sobre los de él. Se escucharon las voces de unos jovenes.
-Perfecto -dijo Kath-. Son del instituto. Si queremos que el plan funcione, deberiamos empezar por esparcir el rumor de que somos algo.
Max la miró directamente a los ojos, lo que hiso que ella se sonrojara.
-Niña mala -dijo antes de besarla nuevamente para que los chicos que venían los vieran. Kath le siguió el juego y puso sus manos sobre su pelo. Su desordenado y liso pelo negro. No supo como ni cuando, pero el beso había subido de nivel y ella se sentía en las nubes. Max si que sabía besar, pensó Kath, tal vez ya tenga mucha práctica. Lo que la hiso ponerse nerviosa. Realmente ella nunca había besado, solo hasta ahora. No quería que Max le dijera algo por no saber que hacer. Y se quedó congelada cuando sus lenguas comenzaron a jugar, parecía que sus piernas se fueran a doblar y caería al piso. Pero Max no dijo nada, ni termino el beso por la inexperiencia de ella. Lentamente se fue alejando. Kath tenía vergueza de mirarlo a los ojos, por lo que se escondió en su pecho y escuchó la risa de Max.
-¿Que paso? -preguntó él.
Pero ella no respondió.
-Besas muy bien para ser primerisa -acotó Max, ya conocía esa reacción. Solo por un pequeño consejo que le dió su hermana uno de esos días raros del colegio en Medford.
-No te creo -dijo Kath apenada.
-En serio -alejo su abrazo y levanto su cabeza con su dedo en su barbilla y dejó un tierno beso.
-Ya, Max, ya no hay nadie mirando -dijo Kath recordando el plan. Tenía que sonar convincente y no hacer sospechar.
-Lo olvidé.

23 de noviembre de 2009

predico un alboroto o8


Ambos chicos habían entrado a clases. Luego de que Kath lo mirara cuando llegaron no les dirigió la palabra, tampoco en la hora de almuerzo que todos se sentaron juntos. Solo se limitó a sentarse al lado de Max, comer en silencio y leer un libro. Max constantemente le hacía preguntas sobre que leí o cosas así, solo para integrarla a la conversación, pero ella le respondía secamente y lo ignoraba en otras ocasiones. Max desistió y tampoco le tomó atención, si ella no quería compartir era su problema, él ya la había tratado de ayudar.
La única clase en que Max estaba con Kath era en Historia, y esa era la última clase del día. Max aprovechó que ella estaba sentada sola y se le acercó. Ella no lo miró pero sabía que él estaba allí, asi que siguió ignorandolo.
-¿Que lees? -preguntó amigable Max.
-Un libro -contestó seria ella.
-¿Estas enojada? -inquirió Max, aunque sabía que uno se enojaba más cuando le preguntaban si estaba enojado.
-No -contestó más calmada.
-¿Hice algo?
-No, Max, no hiciste nada. Solo fui yo la que actuó raro por algo de lo que no tengo nada que ver -contestó mientras dejaba el libro sobre la mesa y miraba los ojos verdes a su lado. Esos ojos que aún la miraban preocupados.
-Si te molestan mis preguntas solo dímelo.
-No me molestan -contestó con una sonrisa.
Si la unica forma de que él se preocupara de ella era de esa forma tendría que seguir así. Pero ella ya tenía listo el plan. Actuaría enojada y retraida cuando hubiera más gente y amigable cuando estuvieran solos. Era el plan perfecto para ella. Lo malo, esque solo tenían dos horas juntos, cada dos días.
-¿Y como estás, Max? ¿Te acostumbras? -preguntó.
-Un poco en realidad.
-¿Que hiciste el fin de semana?
-Fuí a Portland -Kath sonrió-. Vi a mis viejos amigos. Fue genial.
-Me imagino. Ver a alguien que no ves de hace mucho tiempo es... genial -rió.
-Lo es. ¿Y tú que hiciste?
-Em... ayude a Sue en la tienda. Y me junte con una vieja amiga el sábado. Fue genial -Ambos rieron.
-En conclusión el fin de semana fue genial -dijo Max sonriendo.
La clase comenzó cuando el profesor llegó unos diez minutos atrasado por una reunión de última hora. A nadie le importo el retraso, todos lo estaban pasando bien o algunos más estudiosos se dieron el tiempo de terminar alguna tarea o algo parecido. Kath y Max habían estado conversando. Derrepente Kath mandaba indirectas, pero Max era muy distraído o tal vez solo actuaba no darse cuenta. Las dos horas sirvieron de mucho para Kath, no desperdició ningún segundo. Reirse en secreto o fijarse en pequeños detalles hiso que toda la atención de Max en clase, estuviera fijada en ella.
Una de las clases más divertidas.
Pensó Max cuando la clase ya había terminado.
-Nos vemos, Max -se despidió Kath dándole un beso en la mejilla.
-Nos vemos.
Max podía ser muy distraído, pero tonto no era.

predico un alboroto 07


El día lunes llegó tan rápido que apenas me dió tiempo de pensar.
Como extrañaba que una personita viniera tan temprano a la casa, todavía ni estaba despierto. Solo sentí como ella se tiró sobre mi, y la cama. Luego comenzó a reir.
-¿Que haces? -pregunté medio dormido.
-Despertandote, no quiero que lleges tarde.
-Que atento de tu parte, pero tengo hora con Morfeo -me acosté nuevamente, pero Sue no me dejó descansar y sacó todas las sabanas.
-Vamos, Max, no tengo toda la mañana.
Sue iba a salir, pero se detuvo en la puerta y luego volvió hacia mi. Se sentó al borde de la cama, yo todavía trataba de acostumbrarme a la luz.
-Gracias por lo del viernes -y se reclino y me dió un beso en la mejilla, sus mejillas se sonrojaron y ella se levantó rápidamente y salió de la habitación, mientras yo la miraba sentado en mi cama.
Me levanté rapido, me duche y baje como siempre bajaba ahora, por las escaleras. No, mentira, con el pelo mojado y goteando.
-Max -me llamó mi abuela-, sonríe -dijo y apuntó una cámara de fotos a mi dirección, yo di una falsa sonrisa y Sue comenzó a reir.
-¿De quien es la cámara? -pregunté tomando los cereales y un tazón.
-De Sue -respondió mi abuela dándosela.
No me demoré mucho en desayunar, así que salimos algo temprano.
El día estaba frio, como todos, lo que no me pareció muy bien, ya que Sue recién venia saliendo de un resfriado. Ella tenía frio y estaba temblando.
-Te vas a enfermar otra vez
-No, no creo.
La miré y ella se puso a reír. Claro que se iba a enfermar.
-Bueno, como soy tu mejor amigo que nunca tuviste, es mi deber cuidarte, ya que tu lo haces por mi -y la abrase para que no sintiera tanto frio.
-¿Que haces? -dijo nerviosa.
-Esto se llama abrazo ¿los conoces?
Ella rió.
-¿Quien te contó lo de "mejor amigo que nunca tuve"? -dijo cuando se resigno y comenzó a relajarse.
-Se muchas cosas más de las que piensas.
-Aún así te va mal en el colegio.
-Eso es diferente.
-Oh, si, claro -dijo con sarcásmo.
-No seas mala con yo -me sentí ofendido, dramáticamente.
-Tonto -dijo antes de comenzar a reir otra vez.
Cuando llegamos una chica nos quedo mirando, Kath. Habrá sido porque aún veniamos abrasados.

30 de septiembre de 2009

i love college

"Jess y Rick lo está haciendo en mi habitación" decía Becky a sus amigas en medio del baile y la fiesta. La música reumbaba en las paredes y no había nadie que no lo estuviera pasando mal. Era la fiesta del año o tal vez del mes para Becky y su grupo de amigos. Cada persona hacía lo suyo, hasta los más tímidos estaban a medio vertise en la sala de estar, los deportistas con alguna porrista o los góticos ya bailaban entre las plasticas sin importar donde estaban. Los nerds tenían cada uno a dos chicas extranjeras mientras que los populares bebían con sus amigos y reían sin parar. Los skater estaban afuera en la picina desordenando hasta a los chicos raros vestidos de animales. Los asiáticos bailaban extrañamente con las chicas rudas, y los brabucones conversaban con las niñas que no habían sido invitadas, pero que no habían sido sacadas.
En la entrada estaban Luck y su grupo cuidando a los que entraban. Habían acabado recién de parar una pelean en medio del comedor y Lauren lo había mandado a cuidar la entrada, para luego darle su recompenza como un perro busca la comida de su amo. Albert, el niño inteligente estaba bailando con Lily, la capitana del equipo de porristas mientras que Tyler compartía una cerveza con su mejor amiga Sarah en un rincón de la sala, al otro día serían los mejor amigos, hoy eran los amantes en pleno juego de seducción antes de que Jess y Rick desocuparan la pieza.
La policía nunca iba a llegar, la fiesta había sido programada hacia mucho tiempo y estaban en medio del campo, no molestaban a nadie.
Nadie pensaba en la hora ni en lo que harían para llegar a su casa, no pensaba en si en un tiempo tendrían que preocuparse de cosas más graves o si tendrían problemas con las familias, lo que importaba era pasarlo bien.
Era en lo único que pensaban en grupo de jovenes que compartían la casa de sus padres a las afueras de Seatle, en lo que serían los cuatro años más importantes de sus vidas. Los cuatro años que definirían sus vidas luego. Los chicos que había sido dejados en una casa, compartiendolo todo, mientras estaban en el ciudado de una sirvienta que dejaba pasar todo y que prefería pasarlo bien con ellos que pelear y acabar con todo. Ocho chicos que pensaban en lo mejor de la vida y de que era lo mejor estar en medio de la nada. Ocho amigos que viven juntos por cuatro años... sin padres.

22 de septiembre de 2009

Predico un Alboroto O6


Como hoy era mi día de malas, no quise hacer nada. Y no encontré nada mejor que acostarme mirando el techo de mi habitación escuchando el último disco de Three Days Grace. Las horas pasaban lentamente y yo seguía repitiendome las canciones. En mi cabeza seguían rondadome todas las ideas que había tenido últimamente.
Hacer mi bolso y escaparme con destino desconocido por un tiempo. Pero luego comenzaba a darme cuenta que eso no tenía sentido. Era bueno la vida en mi ciudad natal, pero ahora tendría que ponerme a trabajar y aprovehcar la oportunidad que me daban. Tal vez algún día llegue donde mis padres con una carrera y trabajo y les agradesca por abrime los ojos. Pero siempre que pensaba eso me lo impedía mi personalidad. Perezosa.
Tendrían que tener una buena razón como para despertarme y tener ganas de levantarme. Tener ganas de salir al frio o de al menos ver la luz, pero nunca había una.
Pain, without love
Sonó derrepente y me hizo abrir los ojos del sueño en que iba callendo.
Pain, I can't get enought
Esa letra me recordaba un momento en mi ciudad.
Hace dos años conocí a una chica. Rose O'Daly. Era simpática y tenía mucha energía. Con el tiempo se llegó a convertir en mi primera novia. Eramos la pareja del curso y los profesores siempre hacía bromas en torno a nosotros, pero ambos eramos igual y nos reiamos con ellos. Eso no daba verguenza. Pero luego ella se tuvo que ir. Sus padres eran de Irlanda. Al comienzo iba a ir por unas vacaciones durante las vacaciones de verano, pero nunca volvieron. Su padre consiguió un trabajo y recuperó su antigua casa allá en sus tierras. Sus padres le decían que no era bueno tener una relacion a distancia así que tuvimos que terminar, solo el año pasado. Ahora está desaparecida de mi. No se lo que es de ella y tal vez nunca lo sepa. Sus padres nunca se llevaron bien conmigo y probablemente no la dejen volver nunca, ni si quiera saber algo sobre mí. Dicen que soy un mal ejemplo. Pero me daba igual, incluso ahora. Hasta a mi ni si quiera me interesa saber de ella ahora.
En raro como cambian las cosas en la vida, pero tendrá que ser por algo. La mágia se pierde o que se yo.
Tocaron la puerta de mi cuarto.
-Max, vamos a salir nosostros, ¿quieres venir? -preguntó mi abuela.
Yo me sacudí y me froté los ojos tratando se despertar.
-¿Que hora es?
-Las 11 a.m. -respondió mi abuela mirando el reloj a mi lado de la cama.
-¿Es domigo?
-Así es. Te quedaste dormido anoche y preferimos no despertarte. Al parecer necesitabas dormir.
-Si, eso creo -dije lavantadome de la cama-. ¿Donde van?
-A Portland, tomaremos el tren en una hora. No sé si quieres venir.
Ir a Portland será divertido. Allá podría ver a Fly una antigua amiga, y tal vez me encuentre con su hermano, no se si trabaja los domingos. Probablemente si, porque es el día donde más personas van a bowling. Día de familia. Me levanté rápidamente y en treinta minutos ya estaba listo. No nos demoramos nada en llegar a la estación de trenes, el pueblo es pequeño. Fueron solo cinco minutos.
Me fuí escuchando música en mi MP4 y juganod con el skate que mi abuelo me había dejado llevar, mientras mi abuela se divertía tejiendo y mi abuelo leía el diario. Me pregunto como estará Sue. Me imagino que enferma aún, en su cama, soportando las peleas de sus padres.
Bueno, Max, basta de amargarte la vida, o terminarás igual que ayer. Acordándonte del pasado. Una de las cosas que menos quieres recordar ¿No?
Una de las cosas que menos quiero recordar.
Siempre tuve una vida muy movida, y tenía muchas historias. Entre mi grupo de amigos siempre era yo el de las historias. Anecdotas, chicas, fiestas... cosas por el estilo. Yo siempre tenía algo que decir.
Cuando el tren se detuvo y hubimos bajado, a mi abuela se le ocurrió ir al baño. Así que con mi abuelo nos sentamos a esperarla. Pero cuando volvio no parecia aver ido al baño. Venía conversando con una chica de mi edad, cabello rubio, extremadamente rubio, y ojos azules. Ella me miró y sonrió de inmediato. Mis abuelos se miraron entre sí y caminaron hacia la salida dajandonos atrás a ambos que aún no nos habiamos movido.
Ella me miró y me abrazo fuertemente, yo le respondí el abrazo. De hace un año que no nos veiamos y había crecido mucho.
-¿Como estás, decolorada? -pregunté sin dejar de abrazarla.
-Bien, ¿y tú niño teñido? -rió.
-También bien.
Mis abuelos iban a visitar a mi tía, pero yo los había perdido de vista hacía unas horas. Nos habíamos ido con Fly a dar vueltas y a conversar de la vida.
-Así que te tienen castigado con tu abuelos -dijo resumiendo lo que le había contado.
Ella estaba tratándo de mantener el control con el skate, mientras yo estaba sentado en la parte alta de la banca de la plaza.
-Si, se podría decir eso. ¿Y tú que me cuentas? ¿Aún estás con Gary?
Ella me miró y luego miró hacia unos niñitos que gritaban y corrían jugando.
-No, ¿Sabías que había tenido algo con Amber? -dijo enojada, pero se calmó de inmediato.
-No, una ves le había dicho algo, pero cambió de tema al tiro. Además sabes que ya no somos amigos -dije recordando la mala experiencia. El no era en alguien a quien confiar.
Fly seguía intentado mantener el equilibrio, pero casi se cae, por lo que la tomé del brazo antes de que se fuera para atrás.
-Gracias, de hace tiempo que no me subia a un skate -dijo sentandose a mi lado y dejando el skate a su lado-. En realidad, desde que te fuiste ¿lo recuerdas?
Ambos quedamos en silencio. Desde que me había ido de Portland había cambiado mi conducta. Siempre fuí sociable, amigable y extrovertido. Pero en el colegio me iba bien, tenía buenas notas y con los profesores me llevaba bien. Luego nos mudamos por mi padre, y las cosas cambiaron. Siempre peleabamos con mi padre y muchas veces me fuí a dormir a la casa de algún amigo sin que ellos lo supiera.
Miré a Fly que me miraba fijamente con las mejillas sonrojadas por el frío.
-Si, lo recuerdo.
Ella me abrazó, como solía hacerlo cuando eramos más amigos. Siempre era quien me daba los mejores consejos y quien ayudaba con todo. Era quien estaba siempre a mi lado, aunque no tuviera razón.
-¿Desde cuando tienes el pelo negro? -preguntó desordenandome el pelo.
-Desde que perdí una apuesta.
-Te queda bien -dijo con sinceridad-. Hace resaltar tus ojos verdes.
-¿Y tú desde cuando estás tan rubia?
-Desde que comenzé a ser una plastica -dijo seriamente.
Ambos rompimos en carcajadas.
-No, en serio, desde que encontré que mi color era horrendo y todas lo tenían. Me veo hermosa así -dijo posando para una revista.
-Si, seguro -dije siguiendole el juego.
-Voy a posar para playboy -hiso una pose mas para adultos y yo me puse a reir.
-Quedarías perfecta.
-¡Hey, deja algo para los demás Carson! -dijo una voz que no podría confudir nunca.
Extrañaba esos momentos en que nos juntabamos todos:
Alex: era mi mejor amigo. Uno de verdad. Con el que saliamos a andar en skate por las calles de la ciudad.
Charles: o solo Chuck, era el gracioso del grupo. Un payaso.
Ema: La chica callada cuando está con personas desconocidas, pero una bomba cuando está con amigos.
Lauren: La morena ruda, que se lleva mejor con los hombres que con las mujeres. Según ella las mujeres son muy chismosas por lo que no confía mucho en ellas.
Melody: La chica que quería ser cantante. Muy bien puesto su nombre pensabamos todos. Siempre quería ayudar con las cosas culturales del colegio.
Fué una tarde como las que solíamos tener cuando salíamos del colegio, aunque ahora toda la atención se centraba en mí, con algunas historias pequeñas de ellos entre medio.
Las cosas habían cambiado mucho desde que me había ido, pero el momento quedó hasta ahí porque mis abuelos me llamaba que nos juntabamos en una hora en la estación porque teníamos que volver. Yo tenía clases al otro día, cosa que los chicos no, ellos tenían el día libre por un programa en el que está inscrito el colegio.
Me dieron los numeros de todos y luego Fly y Alex me fueron a dejar al la estacion. Nosotros ibamos en skate mientras Fly corría detrás de nosotros.
Alex me contaba que desde que yo me había ido no había andado en skate. En el colegio no había algún chico normal al que le gustara también, así que se resigno a dejar allí en una esquina de su cuarto.
-I make them good girl go bad! I make them good girls go bad! -Gritaba Fly cantando, ya estaba hiperventilando. Siempre le pasaba lo mismo luego de una tarde con muchas emociones.
El teléfono de Lex comenzó a sonar, era su madre.
-Lo siento chicos, mi hermano salió y mi madre no sabe donde está. Tendré que ir a buscarlo.
-Tiene que estar con Rob en el lago -dijo Fly.
-Si, ojala no se estén llendo al mundo de fantasías.
Se despidió de ambos y salió rápido para no perder más tiempo.
-¿El mundo de fantasías? -pregunté mientras miraba la hora. Aún faltaba media hora.
-El Colin tiene unos amigos que se drogan. Alex una vez lo encontró con hierbas un día, así que tal vez Colin también está metido en eso. Su madre no sabe nada, pero no le agradan sus amigos.
-En los problemas que se meten los jovenes hoy en día -dije rodando los ojos.
-Tu callate, que también la has probado.
-Si, pero no me gustó -objeté antes de que dijera algo más.
-Así que... Sue Adams, cuentame más de esa chica. No quiero que me robe a mi amante -dijo tomandome del cuello, yo reí.
-Es solo una amiga, no te preocupes...
-Falta harto para que llegen tus abuelos, ¿por que no hacemos algo?
-Dime tu...

12 de septiembre de 2009

Poor Unfortunate Souls *

Canción de los Jonas Brothers. Antigua, pero buena. Rápida y la guitarra suena genial. Una de mis favoritas.



No correr
No gritar
No divertirse


Admito que en el pasado he sido travieso
no bromeaba cuando decían que era alguien extraño
pero te darás cuenta que hoy en día
he arreglado mi forma de ser
de repente, puede ver la luz e hice un cambio
y afortunadamente conocí un pequeño secreto
que es un talento que siempre he poseído
y estimada señorita, por favor, no se ría
lo utilicé en nombre de los miserables, los solitarios y los depresivos (¡Patético!)


Pobres almas desafortunadas
con dolores, con necesidades
está deseando ser más delgada
ese otro deseando tener a esa chica
¿Acaso les ayudo?
¡Si, lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas
vienen en montones llorando hacia mi
"¿Podrías ayudarnos, por favor?"
¿Y yo les ayudo?
¡Si que lo hago!


A los hombres que están allí arriba no les gustan las habladurías
piensan que las chicas chismosas son aburridas
así que, en la tierra prefieren más a las chicas que no dicen ninguna palabra
y después de todo querida ¿de que sirven las conversaciones sin sentido?
no son todos los que se sorprenden con las conversaciones
los verdaderos caballeros las permiten de vez en cuando
pero ellos adoran y se desvanecen por chicas distraídas
es ella la que sostiene la lengua para ganarse a un hombre


Pobre almas desafortunadas
sigan adelante, hagan su elección
soy una persona bastante ocupada y no tengo todo el día
no costará mucho, ¡solo tu voz!
aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas


Si tu quieres cruzar el puente, mi querida
antes deberás pagar el peaje
traga tu saliva, toma un respiro
sigue hacia delante, firma el pergamino
Nick y Kevin, ahora la tengo chicos
el jefe está dando la vuelta


Pobres almas desafortunadas
con dolor, con necesidades
esta deseando ser más delgada
este otro esta deseando tener a esa chica
¿Acaso les ayudo?
¡Si que lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas
tan tristes, tan verdaderas
vienen en montones llorando hacia mi
¿Podrías ayudarnos, por favor?
¿Y yo las ayudo?
¡Si que lo hago!
Aquellas pobres almas desafortunadas


No Correr
No Gritar
No Divertirse

11 de septiembre de 2009

Predico un Alboroto O5


Día martes, Sue tampoco vino. El miércoles tampoco. El jueves ya me preocupe.
Kath estaba conversando en el patio con un grupo de chicas. Las reconocí, eran las misma que había visto con Sue el primer día. Conversaban y se reían entre ellas. Al parecer Kath era una de las que hablaban y con lo que decía las hacía reír. Era simpática y últimamente la estaba conociendo más. Ella hacía el trabajo de Sue, solo que me indicaba las cosas, pero luego se iba. También me gustaba que me dejara solo.
—Hola, chicas —me acerqué a ellas y me sonrieron. Solo una se quedó callada, Kath.
—Hola, Max —saludó después— ¿Que pasó?
—Es... Sue, ¿sabes que tiene?
—Oh, bueno. En realidad no lo sé —me miró preocupada.
—Estaba en cama —dijo otra chica, peliroja. Probablemente era la misma que un día le habló sobre un examen.
Las chicas luego de unos momentos siguieron con sus conversaciones, yo ya me iba, pero la peliroja se me tomó del brazo y me invitó a sentarme. Yo acepté. Ella me estuvo contando lo que sabía de Sue estos días. Decía que solo era un resfriado y que tenía que estar en cama estos días.
—¿Sue es tu amiga? —preguntó Collie, la peliroja.
—No... no lo sé —me encogía de hombros—, supongo.
—Ella siempre habla de tí... como si fueras el amigo que nunca tuvo. Sabes.
Yo la miré sin comprender. Solo nos habíamos conocido hace una semana. Ella me cae bien, aunque a veces es rara —igual que yo, pero diferente ¿ah?—.
—No te entiendo
—Si que tienes problemas —dijo—. Digo que siempre habla de tí, cada día tiene algo nuevo que contar, al parecer eres un personaje.
Rió y luego miró a sus amigas que conversaba sobre un esmalte y no se que cosa más.
—Además la veo más feliz, y eso es raro, porque normalmente odia a la gente muy feliz, pero ella lo es. Humm.... —se quedó pensando y miró el cielo.
¿Feliz? ¿Mejor amigo que nunca tuvo?
Tocó el timbre y las chicas se levantaron rápidamente, y yo me quedé sentado. Collie se dió cuenta me obligó a pararme, yo solo me reí. Al parecer toda esta escuela estaba llamandome a que cambiara. A ella le tocaba música, yo me había decidido por Artes, así que me Kath me mostró la sala. Ambas iban a música, y en realidad no habían muchas mujeres en esa sala aparte de la profesora y Colin que supongo que es gay. No, mentira, no lo es.
—No le hagas daño, es sensible —dijo Collie recordandome a Sue, y luego se despidió con la mano y se fué con Kath.
Miré el camino de piedras hacia la puerta de madera de la casa amarilla. La noche ya estaba cayendo, pero había avisado que iba a verla. Tal vez me saltára la parte de avisarle a ella, pero eso era sorpresa.
Su padre, el inspector, me abrió la puerta. Llevaba la camisa del trabajo y la corbata puesta perfectamente. Me sonrió, sabía que venía a hacer, aunque igual estubo serie después. Ya lo conocía y siempre hacía lo mismo, así que probablemente quisiera conversar un rato, para preguntarme algo sobre el colegio. Era un padre sobreprotector.
—¿Te está llendo bien, Max?
—Si, me voy acostumbrando. Poco a poco.
—¿Como está tu abuelo?
—Trabajando, como siempre. En la tienda.
—Si, Sue le ayuda los fines de semana.
Omití la parte de que ya lo sabía. No quería ser un peligro para Sue, si lo decía talvez su padre se pusiera extricto. Sabía como se comportaban, en Medford eran peores.
—Deberías trabajar también —opinó— ayuda para la responsabilidad.
No dije nada. En mi ciudad tenía un trabajo. Conocía al dueño, por lo que si llegaba un poco atrasado no me decía nada. Era divertido igual. Happy Land.
La puerta sonó y luego entró a la cocina una señora de pelo oscuro con rizos y unas bolsas, detrás de ella una niña de unos diez años con el pelo igual a su madre.
—¡Henry, llegamos! —luego me miró y sonrió, su marido respondió;
—Él es Max
—Oh, Max —dijo la señora y luego le hizo una seña a su hija—. ¿Como estás?
—Bien, gracias
—Sue está enferma, ¿quieres ir a verla? —preguntó llendo al grano.
—¡Papá, me entregaron la prueba de matemáticas! —dijo la niña llamando la atendión del padre. La señora se me acercó y me dirigió hacia el cuarto de su hija.
—Lo siento por mi esposo, es muy aprencivo. Ya sabes, es su hija adolencente —rió—. Pero un amigo puede preocuparse. Ese es el cuarto.
Y luego volvió hacia la cocina. Miré la puerta de color azul con un cartel que decía "SUE" con unos dibujos al rededor. Toqué la puerta, pero nadie respondió. Abrí lentamente la puerta y ella estaba acostada duermiendo. Tenía un libro sobre ella y se había quedado dormida con los lentes. Su ventana estaba abierta. No creo que eso sea recomendable.
Entré al cuarto y cerré despacio la puerta. Fuí hacia la ventana sin hacer ruido y la cerré cuidadosamente. Ella aún dormía.
Su cuarto estaba pintado de blanco exepto el muro donde su cama estaba apoyada que estaba pintado de color fucsia.
Cuando le saqué los lentes ella se movió, y luego abrió los ojos cansadamente.
—¿Max?
Yo me quedé quieto, tampoco quería asustarla.
—¿Que haces aquí?
—Dandote una sorpresa —sonreí, y ella me devolvió la sonrisa—. ¿Y como está la enferma?
Ella rió y se sentó sobre la cama, dejó los lentes sobre la mesa, al igual que el libro.
—Mal, pésimo.
—Oh, que mal. Y yo quería invitarte a una fiesta.
—¿Fiesta?
Ella me miró con expresión de confusión. Y yo me puse a reir.
Era ingenua, como solo una niña.
—Mentira. No creo que aquí se hagan fiestas —dije haciendo una mueca.
—Exacto, no se hacen fiesta. A menos que sean las del colegio, las que hacen los últimos cursos.
—¿Has ido a alguna?
—No. No realmente. Nunca he ido a una fiesta —confesó evitando mi mirada. Tal vez pensó que yo me iba a reir o algo, pero en realidad lo encontraba normal. Era yo el anormal aquí.
El que necesita ayuda.
—¿Cómo encontraste mi casa? —preguntó derrepente.
—Collie me dijo donde estaba. Ella estaba preocupada, pero no tenía tiempo para venir. Tenía que hacer el trabajo...
—De Fisica, si lo sé —terminó la frase.
Ambos no quedamos en silencio. Escuchaba su difícil respiración.
El silencio no me incomodaba, me acostumbraba a él.
—¿Y... como te ha ido?
—Bueno, lo de siempre. Kath estuvo tratándo de controlarme.
—¿Lo logró?
—Tú haces un mejor trabajo.
Ella bajó la mirada con una sonrisa, sus mejillas se sonrojaron.
Derrepente se escuchó como algo se rompía y luego se escuchaba el grito de su hermanita. Sue solo levantó la cabeza mirando la puerta cerrada.
—Odio cuando hacen eso —dijo, y luego me miró—. Mis... padres pelean constantemente. Mamá se pone nerviosa y se le caen las cosas que toma. Ana siempre grita, es asustadisa. A veces me gustaría que mi familia fuera normal.
No dije nada. No tenía nada que decir.
Siempre era el chico que no se callaba en clases, pero sabía cuando quedarme en silencio. A veces la palabras solo empeoran las cosas, en especial cuando no estás seguro de como se lo tomará la otra persona. Así que hise lo que se me vino a la mente.
Sue se había tapado la cara con ambas manos, y su respiración se notaba más dificil. Me preocupaba. Me acerqué a ella y la abrazé. Ella no hiso ningun movimiento.
—Lamento esto —dijo luego que se hubo tranquilisado un poco—. No es muy lindo escuchar peleas de parejas.
—No lo sientas —me separé un poco para mirarla a la cara. Su ojos estaba cristalinos por las lágrimas, y sus mejillas seguían sonrojadas. Me miró a los ojos por unos segundos, pero luego bajó la mirada. ¿Había recordado algo? Porque comenzó a llorar otra vez. Las lágrimas corrian por sus mejillas y ella se limpió con las mangas de su pijama, pero no las podía controlar. El pelo le cayó sobre la cara y yo delicadamente se lo saqué, ella me miró con los ojos rojos y luego me abrazó. Eso me sorprendió un poco. Ella no era tan cariñosa, pero le respondí el abrazo.
Luego se escucharon más voces venir de la cocina. Eran mis abuelos, los podría reconocer.
Sue estaba tan cansado que luego se comenzó a quedar dormida.
—¡Max! ¡Tenemos que irnos! —gritó mi abuela.
Sue se despertó y me miró como queriendo decir "No les digas nada". Le sonreí y luego le dí un beso en la frente.
—Buenas noches —le susurré mientras me levantaba y ella se recostaba en la cama. Sonrió ligeramente y volvió a cerrar los ojos.
En la cocina estaban los padres de Sue riendo con mis abuelos, como si nada hubiera pasado.
—¿Que pasó? —preguntó mi abuelo en el camino a casa— Estas muy callado.
—Nada. Solo tengo sueño —mentí. Sonaba muy convincente. Ya tenía experiencia con eso, pero sabía que ya no podía usarlo como antes lo hacía. Tenía que cambiar.
—Un día duro —afirmó mi abuela. Ella sabía que algo me pasaba. Lo notaba cuando me observaba con esa mirada como que te atravieza y no puedes negarlo.
Cuando llegamos a la casa se limitaron a decir "Que duermas bien".
La noche pasó demaciado lenta, no podía dormir. Sue me había dejado preocupado. Sabía que se sentía cuando tus padres empezaban a pelear. Sabía cuando tu padre se iba de la casa y no sabías cuando iba a volver, o si esque iba a volver. La entendía perfectamente.
El sol comenzó a salir y yo aún estaba despierto mirando el techo sin hacer ni pensar nada. Mis párpados me pesaban, pero no quería dormir. Era de día y mis abuelos se enojarían. Me levanté.
Abajo estaba mi abuela preparando la mesa y mi abuelo sentado en su silla leyendo el diario. Típico de él.
Me mojé la cara y bajé a tomar desayuno.
—Max, tienes mala cara.
—Sue te habrá contagiado.
Mis abuelos se miraron entre ellos y luego rieron. No quería saber que habrían estado pensando que hacíamos.
—¿Cuando vuelve?
—El lunes
—¿Que vas a hacer hoy? —preguntó mi abuela cuando se sentó.
—Nada.
—¿Andar con tu madera?
—Es un skate —lo corregí frotandome los ojos de cansancio.
—Bueno, eso.
—No sé, supongo que eso.
—Jovenes —terminó por decir mi abuela.

4 de septiembre de 2009

Unhearted

Las fotos se encuentran un día, viendo lo blanco en lo negro.
Solo te veo a moviendote en la oscuridad, pero no estás porque te fuiste. Era tú.
Comienzo a llorar, nada romántico.
Recuerdo el momento donde tú y yo, nos divertimos, pero ahora todo está oscuro.
Cubriendo mis ojos sin depender de algo, mis manos están buscándote, pero lloro.
Dulce, no pienso en tú y yo. No puedo ver, es tan duro.
Las disculpas nunca sirvieron, no puedo encontrar esas palabras. No sirven en el piso.
Marcaste lo que pediste, no devolviste nada más. Teniendo un poco de tiempo, no tuviste corazón...

23 de agosto de 2009

See u in the dark ~ Español


Tu siempre fuiste la chica que me daría un consejo de mujer cuando lo necesitara
Mi mejor amiga en el mundo
Mis amigos pensaba que estabas bien pero siempre lo negaba
Luego un día de verano te ví sentada al lado de la alberca y pensé "Diablos, de verdad has cambiado. No eres la pequeña niña que solia conocer"
Abriste mis ojos


Te veo caminar atravez de mi habitación en nada más que la luz de la luna
Ahora amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad
Mi ventana, te enmarca como monet.
Todavía no vuelvas a la cama, porque amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad.

Nunca te veré de la misma manera.
El velo ha sido levantado, ahora veo que eres un regalo.
Mi perspectiva ha cambiado.
No creas que puedo volver atrás porque siempre lo he deseado.
No tomes otro paso cerca de mi porque nos lamentaremos.
Si mañana volvemos a ser amigos pensaré en la forma que lucias esta noche.
Abriste mis ojos.


Te veo caminar atravez de mi habitación en nada más que la luz de la luna
Ahora amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad. Mi ventana, te enmarca como monet.
Todavía no vuelvas a la cama, porque amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad.

Tal vez si fueras otra persona no tendría que sentirse así. Me preguntó que piensas de mi, ahora. O solo fue un beso amigable, porque te veo por primera vez.

Te veo caminar atravez de mi habitación en nada más que la luz de la luna
Ahora amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad. Mi ventana, te enmarca como monet.Todavía no vuelvas a la cama, porque amo verte en la oscuridad, verte en la oscuridad.

16 de agosto de 2009

POV Sue uno

(Después del capitulo 3)

Un fin de semana por fin llegaba. Pero eso no aclaraba mi mente. Estos días habían sido los más movidos de toda mi vida. Primero me entero por mi padre que un chico nuevo había llegado. El nieto de Jack Carson, Max Carson. Mi padre me dijo que era un mal estudiante e inquieto y esperaba que aquí se mejorara. Por lo que me había encargado llevarlo por el —supongo que— buen camino.
Mi primera impresión que me dio cuando lo ví fué la misma que me había imaginado cuando me hablaron por primera vez de él. Un chico de cabello negro ni muy largo, ni muy corto, desordenado. Su ojos eran verdes un verde muy llamativo, muy raro por estos lados. En realidad era el primer chico que veía con esos ojos. Su ropa era como de skater, eso era genial, siempre me había llamado la atención ese deporte. Tal vez lo practicaba. Era delgado, pero no demasiado y unos cinco centímetros más alto que yo. Su caminar era seguro y a la vez despreocupado, típica conducta de un rebelde. Tenía un cara tierna con una sonrisa hermosa y dientes blancos. También tenía mucho sentido del humor, eso me recordaba su abuelo, también era un chiste. Pero no todo era bueno en él. Puede que tenga carisma y sea divertido pero era un desastre en química. Y su sentido del humor no ayudaba en esa clase. Podría ser que me haya dado risa su respuesta y por lo que sonreí, pero los demás chicos murmuraron que era un idiota. Casi todos lo chicos de esa clase eran muy inteligentes y Max tendría que adaptarse a eso o no llegaría a ningún lugar.
No dejaba de asombrarme su personalidad. Era un chico rebelde, algo muy contrario a lo que había en ese pueblo. Algo desconocido, por lo que su galantería me había asombrado. Casi caigo, pero me di cuenta que solo era orgullo. Pero volví a confundirme cuando esa tarde sus dedos tocaron mi mejilla.
Bueno, Sue, tu trabajo es ayudarlo a mejorar, no a enamorarte de él.
El nunca se enamoraría de una chica tan tranquila e inteligente como yo. Además que soy nada bonita. Flacucha, pelo largo y sin ningún estilo, mi ropa tan normal como cualquiera. No era linda, por lo que yo tampoco lo era...

Sue*

Predico un Alboroto O4


El fin de semana tendría que ponerme al día con las materias, pero decidí que era mejor salir a conocer el pueblo. Era tan pequeño que no se demoraría nada en su skate. ¿En este lugar andaban en skate? Tal vez sería el único. Pero eso no me importaba.
Tomé mi MP4 y el skate. Mi abuela estaba en el patio trabajando en sus flores y el abuelo había ido a trabajar a la tienda, por lo que mi primera parada sería en esa tienda. La recuerdo de memoria, era al único lugar al que sabía llegar con los ojos cerrados. Solo había una razón por la que tendría tanto recuerdos en esa tienda, pero eso no es de importancia ahora.
Tomé las llaves de la repisa y escribí en un papel que volvería en unas horas, y dejé con un imán en la puerta del refrigerador. Eso era algo que nunca había echo en Medford con mis padres. Siempre llegaba y salía y volvía cuando todos dormía. Era otra vida. Una mucho más genial.
La brisa me llegó de golpe cuando pisé la tabla y me dirigí al negocio. No había casi nadie en las calles. Eso era raro. Era sábado por la tarde, ¿que estarían haciendo? ¿Estudiar?
A solo unas cuadras de llegar estaba, cuando ví a Sue salir del negocio con una bolsa negra en sus manos y se dirigía al callejón a dejar la basura al gran basurero que se encontraba allí. Cuando entró en él yo me apresuré corriendo, para que no escuchara las ruedas del skate y se diera cuenta de que alguien había allí.
Me recoste sobre la muralla con aire despreocupado.
—¿Así que trabajas los sábados? —pregunté casi al aire. Ella se volteó asustada, o talvez no tanto. Ya conocía mi voz.
—¡Max! Me asustaste —dijo poniendo su mano sobre su pecho y tomando aire.
Yo sonreí. Me encantaba asustar a la gente. Me acerqué a ella para saludarla de un beso en la mejilla como acostumbrada a hacerlo con las chicas en mi ciudad, pero parece que aquí las cosas eran diferentes porque Sue no supo que hacer y se encontró muy confusa.
—Es solo un saludo, chica —dije mientras caminaba hacia la salida del callejón—. ¿Te vas a quedar allí?
Ella se apresuró a mi lado y luego yo la seguí. Respondió mi pregunta un rato luego.
—Si, trabajo los sábados. No es que me encante pero necesito dinero propio —dijo entrando al lugar que yo conocía perfectamente desde pequeño.
—¿Trabajas para mi abuelo? —pregunté cuando ella se volvió al otro lado del mostrador.
—Si, él está atrás —dijo apuntando una puerta detrás de unos muebles donde se encontraba la mercadería.
Nos quedamos en silencio. En realidad no iba a ir a saludar a mi abuelo, lo había visto en la mañana y no tenía mucho que decirle. "Hola, no quise estudiar así que vine a darme una vuelta por aquí" No creo que eso le agrade. Sue atendía a la gente que llegaba, otra chica apareció un rato después, desde la puerta de atrás. Tenía el pelo rubio y ondulado hasta los hombros y ojos azul. Era hermosa.
—Max, ella es Katherine. Kath él es Max—Y luego susurró algo que yo no alcanzé a escuchar, pero algo gracioso, supongo, ya que Katherine esbozó una sonrisa.
—Un gusto, Max —dijo ella sonriendo.
—El gusto es mio —dije lo más caballeroso. Eso me recordaba a mi abuelo. Yo no era así y Sue me miró raro.
—Bueno, creo que tengo que irme —dije luego de unos minutos.
—Estudia —dijo Sue riendo cuando estaba saliendo.
Yo les sonreí a ambas chicas y me despedí con un gesto con la mano.
El resto del fin de semana me la pasé en casa "estudiando". Realmente no se me daba estudiar, me distraía muy fácilmente.
El día lunes no quería levantarme. Pero mi abuela estubo conversando con Sue el fin de semana y ella le había dado algunos consejos para despertarme.
Ejemplo uno: tirarme un vaso de agua en la cabeza.
Eso lo hizo mi abuelo, mi abuela se reía desde la cocina. Pero no era nada gracioso. Pero si funcionó. Ese día salí más temprano de lo normal. Y a mitad de camino me encontré con Sue que se dirigía hacia mi casa.
—¡Funcionó! —gritó ella con alegría. Pero yo la miré con cara de "No me hace gracia"—. Oyep, Max, ¿me acompañas a buscar a Katherine?
Yo le asentí y nos dirigimos hacia la derecha doblando por unos pasajes, hasta que llegamos a una casa blanca muy grande. En el patio había un perro echado sobre la alfombra de bienvenida. Un minutos después salió Katherine con su bolso arrastrandose y poniendose el abrigo.
De algo me dí cuenta. Era cierto la observación que había hecho el día sábado, aquí no saludaban de beso en la mejilla. ¡Vamos, si es tán genial! Depende de a quién saludes.
El día fué tan horrendo como todos lo demás. Todos eran tán... inteligentes que llegaba a estresar. Aunque en inglés me iba bien. Pero eso no salvaba todos los demás ramos.
El día jueves me encontraba en el comedor almorzando cuando una chica rubia se sentó a mi lado.
—Hola, Max—dijo Katherine sonriente como siempre.
—Hola —dije un poco distraido. Bajé el volumen del MP4 para poder escucharla mejor.
—Sue está enferma, así que me mando a vigilar que fueras a clases y que estudiaras —dijo tomando una manzana de su bandeja.
—¿Tan malo soy? —pregunté más para mi mismo que para alguien.
—No eres malo —dijo Kath mirandome mientras comía su manzana—, es solo que eres distraido por lo que necesitas que alguien te esté diciendo que hacer. Debes aprender.
—Suenas como profecional —opiné lo que causó una risa en ella—. Bueno, si dices que necesita a alguien que me esté diciendo que hacer... ¿Me soplas las respuestas de la prueba de química? —rogué juntando las manos y poniendo carita de perro mojado. Ella rompió en carcajadas, pero no respondió mi pregunta. Creo que eso era un "no".
—¿Que escuchas? —preguntó mientras tomaba el otro audífono que colgaba sobre mi pecho—. Sum 41, genial.

Predico un Alboroto O3


El resto de la tarde pasó normal. Cuando terminé esa clase, afuera me esperaba Sue. Colin me pegó en el hombro cuando la vimos y luego se alejó. Ella estaba más tranquila, tal vez porque sus amigas ya no estaban allí. Era simpática y sociable. No recuerdo que hayamos dejado de hablar.
A la salida ella estaba muy apurada y apenas se despidió con la mano.
Yo me fuí a la casa de mis abuelos que queda en la otra punta de la ciudad.
En la entrada estaban las luces encendidas y la oscuridad comenzaba a caer sobre Halls Creek. La puerta estaba aún abierta y pude observar como mi abuela entraba por la puerta de atrás, de la cocina, y se limpiaba las manos en su delantal. Tenía unas pequeñas manchas de tierra en su cara y se notaba un poco de cansancio en sus ojos.
Me acerqué al sillón y dejé mi mochila sobre él, ella me miró cuando escuchó el sonido, al caer sobre la tela del sillón, y sonrió. Una sonrisa sincera, como cada una que ella te daba.
Unas horas más tarde llegó mi abuelo y yo lo saludé gritando desde mi habitación en el segundo piso. Él se rió y fue lo unico que hablamos esa tarde.
Me sorprendía lo temprano que se oscurecía en este pueblo. Las noches eran tan tranquilas como los días.
Realmente extrañaba la ciudad. No se si podría llegarme a acostumbrar a... esta vida.

Por las calles pasaba un auto de policía. En la casa de al frente se escuchaban personas discutiendo. El cielo tenía el mismo color gris. Y Sue Adams se encontraba tocando el timbre de la casa.
¿Qué?
Me levanté lo más rápido posible. Se escuchaba la conversación de mi abuela con ella. Yo salía del baño con el pelo goteando y me vestía lo más veloz que mis manos podía moverse. Tomé la mochila y la misma chaqueta que el día anterior. Antes de salir de mi habitación vi la hora en la mesita de noche. Faltaba una hora para entrar a clases. ¿Cuál era el apuro? Observé como la cama yacía con las sabanas revueltas y la ropa por todos lados desparramada. No soy bueno con esto. Quedé en ordenarlo cuando llegara, pero mis pensamientos cambiaron cuando di media vuelta cerrando la puerta detrás mío, y veía a mi abuela mirando con cara de "Nunca cambiarás". No se si lo decía por la habitación o por la chica en el piso de abajo. Aunque tal vez se tratara de las dos.
—Sue es muy simpática —dijo ella abriendo la puerta de mi habitación y comprobando—. Dice que deberías conocer un poco de las reglas de la escuela y todo eso antes de entrar. Es muy útil en un caso como el tuyo. ¿No crees?
Probablemente, sí.
Suspiré y dejé resbalar la mochila en mi hombro y dejé la chaqueta encima. Entré a la habitación para ayudar a mi abuela a ordenar.
Al cabo de unos poco minutos todo parecía más... limpio.
—Dame esos cinco, abue —dije levantando la mano. Ella me miró con una expresión de confusión—. Solo chocala —Le aclaré y así lo hizo ella. Luego se puso a reir.
—La juventud de hoy —dijo en un susurro.
Tomé la mochila y la chaqueta y bajé las escaleras. Sue miraba las repisas con los libros. Al parecer no se había percatado de que estaba allí.
—A tus abuelos les gusta leer.
Error. Sabía que estaba allí.
—Eso parece. Lamento informarte, que a mi no.
—Oh, lástima —dijo mientras se volteaba a mirarme con una sonrisa—. A mi me encanta.
Le respondí con una mueca y ella comenzó a reir.
Salimos de la casa. El ambiente estaba helado y húmedo. Típico por aquí. ¿Ya mencioné que no me gusta mucho esto?
En las calles no andaba nadie. Tal vez por ser las seis de la mañana y en un pueblo tan pequeño no era necesario estar levantado tan temprano cuando las cosas no están tan lejos.
Nos fuimos gran parte del trayecto en silencio. Todo lo contrario al día anterior. Solo hasta que yo rompí el hielo cuando vi una escena un poco...
—Esos perros deberían buscarse un motel.
Escuché las inmediatas carcajadas de ella.
—Al parecer saben como entrar en calor.
—Eso necesito.
Ella me miró y aclaré mi anterior comentario.
—Digo, que tengo frío, pero no entrar en calor así... solo una estufa y listo.
Ella se puso a reir y mi jaló del brazo con repentino entusiasmo.
—¡Mira! —se acercó a un parque donde el pasto estaba cubierto por una capa de nieve— ¡Cuando era pequeña solía resbalarme por el pasto cuando se ponía así!
Eso era realmente divertido. Y si, muy resbaloso.
Ella parecía tener más control. Más experiencia. Yo, en cambio, carecía de equilibrió. Hasta que ella me empujó y caí completamente empapado. La miré con venganza y ella gritó tratando de huir pero la abrazé por las piernas y cayó a un lado mío. Comenzamos a reir hasta que se oyó una voz desde una casa y nos callamos abruptamente.
—Ups —dije susurrando en su oido ya que habíamos quedado muy cerca.
—Vamos, tal vez en el camino se sequen nuestras ropas —me miró preocupada y luego se levantó, trataba de botarle el agua a su chaqueta.
Al llegar a la entrada del instituto las puertas estaba cerradas.
—No te preocupes, tengo contactos —dijo orgullosamente.
—Inteligente —le sonreí y la seguí hacia una puerta trasera donde esperaba un hombre de mediana edad. Él la dejó entrar y nos sonrió.
En esa media hora llegaron algunos profesores y el director e inspector. Sue se dedicaba a mostrarme cada rincón del instituto que no pudo mostrarme el día anterior. Y algunos lugares más secretos también.
Algunas reglas y ¿porqué no? también algunas trampas para atrapar a los profesores.
Cuando comenzaron a llegar algunos estudiantes, la acompañé a su casillero. No quedaba muy lejos del mío, así que no era problema para luego pasar por allí.
—Sue, ¿como encontráste mi casa... osea la de mis abuelos? —pregunté apoyandome en el casillero a su lado.
—Tengo contactos —respondió dejando un libro y reemplazandolo con otro—, ¿lo olvidas?
La miré con curiosidad y ella sonrió a la vez que cerraba su casillero.
—Bueno, el inspector es mi padre.
Hize una expresión de asombro dramático y ella rió.
—¡Guau! Eso es geníal. Mi padre es profesor.
—Tenemos algo en común al menos —sonrió.
Una chica de cruzó en mi camino y chocó con mi hombro concientemente. La miré como acto reflejo y ella sonrió coquetamente. Lo siento está en mi sangre, yo también lo hize. Ella lanzó un beso y yo me volteé y ví que Sue me miraba riendose.
—¿Qué? —dije queriendo saber el chiste.
—No caigas en su trampa —me dijo seriamente mientras doblabamos para llegar a mi casillero—. Se come a cualquier chico guapo que llega.
Abrí el casillero y tomé algunos cuadernos y un libro de matemáticas que me había pasado el profesor para ponerme al día con la materia.
—Osea que, ¿soy guapo? —la miré alzando una ceja. Sus mejillas se ruborizaron y justo otra chica de cabello rojizo la saludó y le preguntó algo sobre un exámen de quimica del cual no tenía conocimiento.
Caminamos hacía la primera clase. Todavía no sabía donde encontrar las salas. Soy de lento conocimiento.
—Sabes que en matemáticas tendrás que estudiar más que el resto, ¿no? —preguntó ella.
—Evades mi pregunta.
Ella me miró.
—Eso piensa ella.
No respondí.
—Tener ojos verdes tal vez te ayude pero no eres de mi tipo, Max Carson.
—Oooh.
Acabé diciendo.
—Nos hubieramos divertido —acoté con un tono bromista, antes de entrar en la sala. Ella me pegó en el brazo y volvío a ruborizarse, sentandose al otro extremo de la clase. ¿Escapando de mis preguntas?
Quimica. Nunca comprendía quimica, así que no esperaba hacerlo aquí. Me sentía un estúpido, casi todos contestaba las preguntas y ocupaban un extraño lenguaje que no comprendía en absoluto.
Sue me miró desde el otro lado y negó compasivamente con la cabeza al ver mi expresión de confusión.
Justo el profesor acaba con la clase, cuando miró en mi dirección y terminó con la última pregunta de la clase.
—¿Que sacamos a conclusión con esto, señor Carson?
Yo lo miré unos segundos tratando de recordar algo que entendiera.
Nada.
—Que entre ustedes y yo no hay nada de "quimica" —afirme con la cabeza y el agachó la vista, mirando debajo de sus lentes.
—No nos llevaremos bien si sigue así, señor Carson, y por lo que sé, lo necesita.
Algunas risas escuché detrás mío. Miré a Sue y ella me miraba seriamente, bueno, hasta que la ví y se volteó. Justo sonó el timbre.
Tal vez soy un especimen raro. Aquí todos parecen superdotados de inteligencia. Yo no.
Colin se me acercó cuando iba a buscar su próxima clase, con la mochila al hombro.
—Que buena forma de responder fue esa —se rió.
—Si, se podría decir que ahora soy su favorito.
—A mi también me pasaba. Odio a ese profesor —dijo mientras doblaban a otro corredor—. Bueno, ¿Que tal todo con Sue?
—¿Sue? Mm... nada. ¿Porqué? —Me hice el importante mientras ocultaba una sonrisa.
—Solo... —se calló un momento, pensando— olvídalo.
Colin se fué a su clase y yo me dirigí a la mía. Inglés, al menos era bueno en eso. Supongo.
La campana había sonado y yo apuré mi paso. En la puerta de la sala de Inglés estaba la profesora con un montón de hojas. Me miró y sonrió. Me alcanzó una hoja.
—Suerte —me dijo y miró hacia el pasillo por si llegaba alguien más.
Miré la sala y todos estaban callados, sentados escribiendo. Fruncí el seño y miré la hoja "Exámen de Inglés". Genial.
Me senté casi al final de la sala, dejando la mochila en el suelo. A mi lado había una chica escuchando musica. Parecía concentrada.
Oh, claro. Estamos en prueba.
Miré la hoja. ¡Que diablos! Yo no tenía idea sobre nada. Miré a mi lado y la chica que escuchaba música me miró y moduló la letra de la canción.
"Just remember to smile, smile, smile and that's a good enough start".
¿Leía mentes o que?
Creo que ya estaba acostumbrado a escribir siempre lo primero que se me venía la mente cuando me encontraba en una situación como esta. Estaban todos en silencio, solo podía escuchar muy bajo la música de la chica sin nombre.
Sonó el timbre y al parecer era el único que aún estaba allí. La profesora se encontraba sentada en su escritorio escribiendo algo en el libro de clases. Me lenvanté y me dirigí hacia la mesa, mientras tomaba mi mochila del suelo.
Antes de dejar la hoja sobre su escritorio la chica sin nombre apreció a mi lado. Ahora la podía ver mejor. Tenía el cabello castaño con la mitad de abajo rubio. Usaba ropa oscura y tenía unos dientes blancos y una simpática sonrisa. Eso era lo que me había entregado a antes de que se volteara y saliera de la sala. Dejé la hoja y cuando salí no la ví por ningún lado. Pero allí estaba Colin afirmado en los casilleros escuchando música y tocando batería al aire.
La tarde comenzaba a hacerse más fria y una densa capa de neblina había caído cuando salí —más tarde de lo común— del colegio. El inspector me había llamado para tener una charla sobre las clases y que este año debería hacer tareas extras para mejoras mi conducta. Se notaba que mis padres habían hablado con él y ahora casi todo el instituto sabía mi historia.
—Rebelde. Chico dificil —dijo Sue cuando me encontró en medio de la calle en camino hacia mi casa. Bueno, la de mis abuelo. Pero ahora también vivo yo ahí, por lo que también era mi casa.
—¿Que haces aquí a esta hora? —le pregunté.
—Nada, solo... paseaba —dijo pensativa y miró hacia el cielo— ¿Y tú?
—Estudio como poder escaparme de aquí —dije sin pensar, pero aunque todo estuviera llendo tranquilo, mi unico deseo era volver a mi ciudad.
—¿En serio odias este pueblo? —preguntó Sue con su voz más baja.
—No es que lo odio, solo que... —me quede pensando en las palabras más exactas— todo es muy tranquilo aquí.
—Yo no puedo dejar que te escapes —Sue afirmo mirándome.
—¿Ah, sí? —pregunté levantándolas cejas.
—Me ordenaron cuidarte —dijo sin cambiar su tono de voz y miraba hacia al frente—, no es que esté interesada en tí.
—¿Quién te ordenó cuidarme? —pregunté molesto. No era un niño.
—Gente... —acabó diciendo. Justo llegamos a la entrada de la casa. Pero yo era curioso. Esa respuesta no bastaba.
—¿Que gente? —dije mirandola a los ojos.
—No necesitas saberlo.
La puerta de enfrente de abrió y apareció mi abuela con su delantal de cocina y con una de sus siempre cálidas sonrisas. Sue le sonrió y mi abuela la hiso pasar. Ella aceptó y entró y luego la seguí yo. Dentro se escuchaba una conversación. Tenían una reunión o algo parecido. La abuela se apresuró hacia la cocina indicandonos que fueramos a sentarnos a la mesa con los demás para comer. ¿Los demás? Yo miré a Sue que sonreía y se acercó hacia el comedor. Yo fuí detrás de ella.
Allí sentados en la mesa se encontraban mi abuelo y otro señor de edad conversando sobre la vida. Al lado de hombre estaba una señora de pelo blanco como la nieve que en ocaciones hablaba con los demás, pero que sin embargo cuando nosotros nos asomamos ella se volteó hacia nosotros y nos sonrió y saludó.
—Hola, abuela —dijo Sue. Yo la miré con asombro a la señora. Ella sonrió y Sue me tiró del brazo.
—¿Que pasa? —le pregunté desconcertado cuando estabamos en la sala.
—Ve a dejar la mochila a tu pieza —dijo con un tono como de madre. Fruncí el ceño.
Subí las escalera para ir a mi cuarto. Realmente no entendía que pasaba. Estaban los abuelos de Sue, sentados cenando en el comedor con mis abuelos. Sue estaba encima mío vigilandome. Y realmente fué así. Cuando me volteé para salir de la habitación choqué con ella. Su cara aún no expresaba emociones. Si que era rara esa niña.
—No soy rara, Max —dijo ella como leyendo mi mente. Eso si que asustaba—. Es solo que... olvídalo.
—¿Por qué nadie termina su frase hoy? —dije recordando que lo mismo había pasado en la mañana con Colin.
Sue sonrió como lo había hecho esa misma mañana.
—Así me gusta —dije tocando su mejilla. Ella se sonrojó y apartó su mirada.
—Vamos a comer.
Ambos bajamos hacia el comedor.
—¿Por qué la demora? —preguntó mi abuelo.
—Su nieto es un desordenado —dijo Sue y los adultos rompieron en carcajadas.
—Eso es de familia —dijo el abuelo de Sue pegandole en el brazo al mio.