Traducciones

Quiero aclarar que todas las traducciones aquí son hechas a partir de traducciones en inglés, yo no sé coreano, aparte de annyong~ y buing buing, y además no es un traducción literal si no que trato de adaptarla lo mejor posible al sentimiento de la canción para que así se entienda mejor su mensaje.

CUALQUIER CANCIÓN QUE BUSQUEN Y QUE NO LA TENGAN, LA PUEDEN PEDIR. HARÉ LO QUE PUEDA PARA SUBIRLA LO ANTES POSIBLE.

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28 de enero de 2016

Run away with me (BTS Oneshot)

Título: Run Away With Me
Fandom: BTS
Tipo: Oneshot
Pareja: Jimin/Suga
Género: ...soy tan mala para los géneros... sólo léanlo xd
Advertencia: Referencias sexuales (?)
Resumen: Yoongi no podía parar de mirarlo mientras contemplaba el agua serena a la luz de la luna. Quizás pasaron minutos, quizás segundos en los que su mirada se fijó en el chico. Había algo en él que lo hacía olvidarse de todo, sentir que el mundo era más tranquilo de lo que apreciaba, que todo parecía ir en cámara lenta, que eran esos los momentos que debía que buscar para vivir.

Yoongi / Suga
 Jimin
                           








—Yoongi-ah, ¿me escuchaste?

La voz de Hoseok lo distrajo de aquellos ojos oscuros penetrantes a los que había estado observando la última media hora. El muchacho a su lado bailaba frenéticamente al compás de la música con el vaso de cerveza agarrado fuertemente y su lado un moreno de sonrisa perturbadora lo observaba embelesado.

—Ahora no —murmuró Yoongi, no importándole que no lo hubiera escuchado entre la estridente música.

Sus pasos se dirigieron a la barra intentando evitar a las personas bailando a su alrededor. Esa noche el local estaba lleno; pues, claro, era el último viernes del mes, día de parranda para la mayoría, incluyendo a su mejor amigo Jung Hoseok. No para él, la verdad es que nunca lo fue para él. Había sido un día agotador, mejor dicho la semana, no… el año completo. Eran la una de la mañana, pero la fiesta parecía estar en su mejor momento. Yoongi se mantuvo mirando el vaso de cerveza con el que jugaba entre sus manos y dio un suspiro.

—¿Por qué tan solo? —dijo una voz en su oído, un susurro que le erizó cada bello de su cuerpo.

Al momento en que se volteó a observar a su acompañante intentó mantener una expresión serena y desinteresada en su rostro. Un chico de unos 20 años, cabello naranja y mejillas un poco regordetas, pero cuerpo esbelto se sentaba en el taburete a su lado.


Sólo lo observó y guardó silencio mientras el muchacho le quitaba el vaso de los dedos y daba un sorbo al líquido en él. Sus ojos nunca se despegaron de los suyos, una mirada que transmitía tanto, pero que a la vez se le hacían indescifrable.

A los minutos de haber llegado lo había visto; conversaba en una esquina con un muchacho de pelo negro que parecía más alto que él. Su sonrisa era radiante mientras le contaba quién sabe qué historia que hacía que sus ojos desaparecieran a causa de sus mejillas. Entonces el muchacho giró en su dirección y sus ojos se clavaron sobre él. Los siguientes minutos Yoongi se sintió vigilado, pensando que sólo eran sus cavilaciones y la paranoia que lo asechaba, pero Hoseok lo había corroborado minutos después molestándolo; su amigo tenía aquella costumbre de molestarlo con cualquiera que lo mirara por al menos un segundo. La vida de Yoongi era tan aburrida, que era lo más cercano que estaría a cualquier relación amorosa decía Hoseok en aquellas tardes mientras daban vueltas en el centro de Seúl. Había tardado dos horas implorándole para que saliera de su departamento a aquella disco; pisó el lugar en cuanto este había jurado que no lo molestaría más con ninguna otra salida, sólo entonces aceptó.

La mano del chico los sacó de sus pensamientos, era suave, pero fuerte mientras sujetaba la suya propia. Lo miraba con una sonrisa diferente a la que le había observado antes. Era… un poco tímida a decir verdad.

—En realidad es que es la primera vez que vengo aquí —soltó acercándose un poco más ya que la música había subido con alguna canción electrónica.

—Yo también —respondió vagamente.

El muchacho volvió a sonreír comprensivo. Sus manos seguían unidas y el chico lo notó retirando la suya rápidamente. Yoongi quiso decirle que no lo hiciera, pero para ser honesto, era un manojo de nervios que le impedía pensar en algo inteligente que decir… y su rostro tampoco ayudaba para nada; parecía que su compañía no le agradaba, pero era lo contrario.

—¿En qué pensabas? —preguntó el chico a su lado temerosamente—. Si no es molestia, claro —agregó riendo nervioso.

Mientras lo había mirado bailando pensó que era más atrevido; sus pasos de baile y la forma en que se mezclaba con la música hacían pensar que no era el mismo muchacho que se achicaba cada vez más en su asiento. Yoongi estaba dando la impresión equivocada otra vez.

—En… —caviló unos segundos, no quería aburrirlo con sus problemas personales, pero era lo único que tenía en su vida últimamente—. En que necesito una escapada.

—Sí… creo que yo también —susurró mirando hacia el grupo de personas en la pista de baile. El chico de cabello negro estaba allí bailando con otro tipo.

Yoongi siguió su mirada. Tenía la oportunidad en sus manos para cambiar; pero salir de su zona de confort era algo que sólo en esos momentos se estaba planteando.

No pensó que de la salida obligada iba a pasar a correr por las calles de Seúl sujetando la mano del chico de cabellos naranja que había conocido hacía sólo minutos. Su miraba había estado fija en la pista de baile, un segundo después sus dedos buscaron los de su acompañante y luego sus piernas se apresuraron a encontrar la salida de emergencia más cercana. El chico a su lado no dijo nada, no había dicho nada durante todos los minutos que corrieron por las calles iluminadas por los faroles y letreros de las tiendas que seguían abiertas. Varias personas los quedaron mirando mientras sus risotadas se comenzaron a escuchar al voltear la calle en donde vendían tteokbokki. Sólo se detuvieron al llegar al final de ésta.

Yoongi se sujetó las rodillas intentando recuperar el aliento entre carcajadas. El chico a su lado reía mirando el cielo.

—Jimin —dijo entonces tendiéndole su mano.

Lo miró sonriéndole, la misma sonrisa de la primera vez. Algo dentro de él se revolvió.

—Yoongi —respondió tomando su mano y apretándola tal vez demasiado.

Jimin lo observó mientras su sonrisa iba desvaneciéndose. Detrás de él comenzaba el parque, sin pensarlo se pusieron a caminar en aquella dirección.

—Esto es… raro —dijo entonces Jimin riendo nuevamente. Sus manos aún estaban agarradas mientras caminaban, pero no era eso lo extraño, era la insólita sensación de que se conocían de antes—. ¿Lo sientes también?

—Sí…

Yoongi miró el cielo que se colaba entre las ramas de los árboles. Las estrellas titilaban en el cielo y el bullicio de las calles comerciales comenzaba a desaparecer mientras más pasos daban adentrándose al parque en medio de la noche. Algunos faroles iluminaban el camino de piedras por el que iban.

—¿Quién era? —preguntó entonces Yoongi.

Jimin lo miró un momento sin entender a quién se refería. Volvió a mirar hacia adelante.

—No importa. En realidad, nada importa en este momento.

Y era cierto, en el fondo de su mente nada de eso era importante. Sintió que su agarre era más fuerte y dejó de caminar. Escuchó la respiración del muchacho a su lado y sabía que todo estaba bien, al menos esa noche. Todo estaba bien, se repitió. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras observaba su rostro. Jimin sonrió en respuesta. Sus ojos sobre sus labios. El farol justo sobre ellos. La mano de él aferrándose al cuello de su camisa. Su aliento sobre sus labios. Jimin lo besó atrapando su labio superior entre los suyos, sintiendo la cálida del piel del otro. Yoongi respondió, sus manos en su cintura atrayéndolo más a su cuerpo. Éste lo abrazó del cuello y abrió ligeramente sus labios invitándolo a explorar. Su corazón se sentía estallar. No quería dejarlo ir jamás.

Nada en la cabeza de Yoongi valía la pena ya, ninguno de sus problemas, ni las cuentas que aún no pagaba, ni su padre enfermo, nada. Esa noche la vida era diferente, porque él la había querido hacer diferente. Pero era sólo una noche. Jimin tenía su mundo, él el suyo.

Se separó levemente y la sonrisa en sus labios parecía habérsele pegado con pegamento. Jimin mantuvo sus ojos cerrados unos segundos, sus labios curvados de gusto, lo miró y ahllí estaba la mirada penetrante que lo hipnotizó en primer lugar.

—Te ves apuesto cuando sonríes —murmuraron sus labios robándole una beso a su sonrisa.

Jimin se separó rápidamente de él empujando su pecho suavemente y tirando de su brazo hacia algún lugar entre risas. Dejaron el camino y se adentraron entre los árboles llegando a un pequeño lago en medio.

—A veces vengo aquí a pensar —dijo mientras tomaba asiento en el pasto y lo invitaba a su lado.

—¿Traes aquí a todos a los que conoces? —preguntó en broma Yoongi mientras se sentaba.

—No —rio flojo Jimin—. Sólo a ti y alguien que no importa en este momento.

Yoongi no podía parar de mirarlo mientras contemplaba el agua serena a la luz de la luna. Quizás pasaron minutos, quizás segundos en los que su mirada se fijó en el chico. Había algo en él que lo hacía olvidarse de todo, sentir que el mundo era más tranquilo de lo que apreciaba, que todo parecía ir en cámara lenta, que eran esos los momentos que debía que buscar para vivir.

Depositó un pequeño beso en su mejilla, sorprendiéndolo. No se separó muchos centímetros de él. Hasta su aroma era relajante. Sus oscuros orbes lo contemplaron.

—¿En serio, no te conozco de algún lado? —preguntó juntando levemente sus cejas. Era extrañamente familiar para el muchacho.

—Quizás —sus ojos se abrieron expectantes—, en otra vida quizás.

Jimin rió y juntó sus labios con los de él. Su mano tocó su pecho y se aferró a su camisa ocultando su rostro en el espacio entre su hombro y su cuello. Permanecieron abrazados largo rato hasta que se tumbaron en el pasto mirando el cielo. Un suspiro y luego otro. Sus dedos se buscaron, como si ese fuera el lugar en donde pertenecían.

Jimin se volteó a verlo y Yoongi le respondió la mirada. Entonces tenía el cuerpo de chico sobre el suyo sujetándose con sus manos a cada lado de su cabeza.

—Maldito suertudo aquel otro yo que tuvo la dicha de conocerte antes —murmuraron su labios rozando los suyos.

Yoongi lo sostuvo de la cintura y lo besó desordenadamente. Sus labios parecían conocerlo a la perfección, sabían dónde succionar, donde y cuando presionar. Sus manos se perdieron debajo de su ropa, necesitando sentirlo. Lo desprendió de su chaqueta que fue a parar a unos metros más lejos. Un débil gemido dejó escapar el chico sobre él de sus labios y nuevamente los apresaron en aquel caluroso beso, como si hubiera esperado años para encontrarse otra vez; desesperados. La mano de Jimin acarició su rostro y detuvo el beso con su pulgar sobre sus labios rojos delineándolos sutilmente. Sintió la fría brisa golpearlo en cuanto el muchacho se levantó apuradamente y fue en busca de su chaqueta.

—Fue un gusto conocerte, Yoongi —dijo mientras la luz del sol ya se había apoderado de gran parte de la ciudad—. Tengo… algo que hacer… Espero que nos volvamos a ver algún día… Y… Gracias —suspiró buscando calmar su aliento y le dedicó una sonrisa leve. Yoongi se había apoyado sobre sus codos, atónito por la interrupción intentando recordar cómo se respiraba. El chico se dispuso a marcharse y Yoongi cerró sus ojos repasando lo que había sucedido, si era real o solamente un sueño de su cansada mente. Sintió nuevamente los labios de Jimin sobre su mejilla, pudo escuchar la pequeña risa del chico mientras se marchaba y no pudo evitar que en sus labios se formara una parecida.

Era extrañamente familiar…

3 comentarios:

Unknown dijo...

morida biiiieeeen morida :VVVV

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

AGUANTE EL JIKOOK!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!